¿LA CÁMPORA EN LA FUA? Por Néstor Grancelli Cha
Ernestina Gamas | 6 octubre, 2012
Hace unos días se comentó en los medios que el Gobierno a través de su brazo de acción "La Cámpora", tendría intenciones de crear nuevos organismos estudiantiles en las universidades.
Contaría asi con una nueva Federacion Universitaria Argentina al servicio de sus objetivos políticos y culturales.
Tal intención se habría adoptado al constatar que las elecciones no les habían sido favorables para lograr la conducción de los organismos existentes y la conducción de centros. Estos quedaron, en abrumadora mayoría, en manos de estudiantes que repudian este modelo autoritario que lleva una década aferrado al poder.
Respaldados por el triunfo en elecciones democráticas inobjetables, la FUA se ha dado recientemente nuevas autoridades. Pero. como el gobierno no logró imponer sus candidatos, La Cámpora, quedó frustrada en el propósito de "copar" el más representativo organismo de los estudiantes universitarios. Frente al fracaso, el kirchnerismo proyecta crear una nueva FUA al servicio de sus intereses.
Dado que nuestro co-director Néstor Grancelli Cha presidió esa Federación Nacional entre 1943/45, se le pidió un breve comentario al respecto.
Esta es su respuesta:
"La Federacion Universitaria Argentina siempre molestó a los autoritarismos. Se pretende, una vez más, sustituir una entidad existente, en vez de ganar con votos su conducción. El actual gobierno, a través de una entidad que dice representar a los jóvenes, La Cámpora, ha resuelto crear una nueva federación estudiantil, tan oficialista como ilegítima.
Nada novedoso. Ya en los años 30 se persiguió a los estudiantes y se clausuraron sus centros. En 1943 el gobierno militar decretó la disolución de la FUA, paso previo a la intervención de las universidades. La mayor parte de los dirigentes estudiantiles de entonces no militábamos en partidos políticos; nos identificábamos con el movimiento reformistas de 1918 que conmovió a Córdoba y repercutió en todas las universidades de Latinoamérica.
En inmediata respuesta a ese decreto de disolución, los estudiantes advertimos al Gobierno que la FUA "vive y vivirá tanto más fortalecida cuanto más se la persiga"… También le señalamos que " temer a los estudiantes es temer al país y a su pueblo", por lo que el gobierno de facto debía buscar en el reformismo, conducido por la FUA, "motivos de inspiración, correctivos para el rumbo y bases ciertas de una política de grandeza moral". Con éstas y similares consideraciones, desconocimos el decreto de disolución y la FUA lejos de desaparecer, sigue vivificada por las generaciones posteriores, y a pesar de todos los intentos de vincularla a algún partido político. Creíamos entonces y seguimos creyendo que "alguna vez el Estado podrá erigirse a imagen y semejanza del pueblo", sin protectores que fomentan el clientelismo electoral y ganar respaldo popular como método para ocultar con él, la corrupción desde el poder.
El gobierno que se inició en febrero del 46, si bien con la reforma constitucional de 1949 reconoció la autonomía de las universidades, nunca sancionó la ley reglamentaria. Por tanto, siguió vigente la ley 13031 que consideraba a las altas Casas de estudio, meras dependencias del Poder Ejecutivo. Exactamente lo opuesto a lo que propiciaba la reforma del 18.
En 1955 se restableció la autonomía universitaria y siguieron a ello períodos de notorio mejoramiento institucional y académico, aunque también ensombrecidos por los lapsos de autoritarismo que sufrió el país bajo gobiernos militares y la instauración posterior del terrorismo estatal como sistema para combatir la aventura guerrillera.
A partir del 83, con el retorno a la democracia, se acentuó la presencia de los partidos políticos en las organizaciones estudiantiles pero se mantuvo el respeto a los estatutos organizativos de la Federación Universitaria.
Ahora este gobierno, como no logró adueñarse de la conducción de la FUA, pretende valerse de nuevas organizaciones paralelas con el apoyo oficial y reemplazar así los legítimos y casi centenarios Centros estudiantiles., las Federaciones regionales y la propia FUA.
Hoy estos jóvenes de La Cámpora deberían comprender que no hay nada más retrógrado que la imposición de la fuerza sin acatamiento a la ley, que actitudes como éstas, provocar a los estudiantes, es crear un clima destituyente (para emplear un término muy usado últimamente, aunque no figura en el diccionario de la Real Academia Española) Y, sobretodo, deben saber que la juventud no se equivoca en la defensa de la autonomía universitaria. También enterarse que ante los jóvenes no se hace méritos adulando. Así pensaban quienes suscribieron el manifiesto liminar del movimiento reformista, cuya lectura
parece muy recomendable por su permanente vigencia.
La juventud nunca estuvo y no está hoy en venta. No concibe un mercado en el que se negocie sus conciencias y principios. Un destino heroico no puede partir desde la corrupción. Si los jóvenes se contaminan, la salud moral de la República corre riesgos irreparables. El país necesita de jóvenes idealistas y de Maestros con honestidad intelectual y probada conducta cívica. Condiciones que están faltando en estos días en nuestro país. Será tarea de la juventud recuperarlas".
octubre de 2012
Comparto con el autor de esta importante nota, la adhesión a los principios de la Reforma Universitaria (en 1963 fui Presidente del Centro de Estudiantes de Derecho de la Universidad Nacional de Tucumán). La pretensión del Gobierno de doña Cristina Fernández de Kirchner de disciplinar, colonizar y adocenar todas las organizaciones sociales (desde sindicatos a centros de estudiantes, sin olvidar a los centros vecinales), es una pretensión antidemocrática que se suma al ninguneo de los partidos políticos de la oposición, a las maniobras para fraccionarlos, a las violaciones al orden republicano y a las ambiguedades respecto de la supremacía y permanencia de la Constitución Nacional. Cuando Néstor Grancelli Cha, portador de una larga y honrosa vida política, habla de la libertad, de las tradiciones de luchas contra los autoritarismos, y evoca el espíritu juvenil y su potencial caracter revulsivo contra la degradación de la política, contra la impostura (verdaderos reaccionarios disfrazados de progresistas), esta -entiendo- transmitiendo un mensaje de esperanza. Celebro su nota.