IMPOSIBILIDAD DEL LENGUAJE O LOS NOMBRES DEL AMOR por Elizabeth Azcona Cranwell*
Ernestina Gamas | 14 julio, 2012La inclusión de este poema de Elizabeth Azcona Cranwell se debe a varias razones.Fueron versos dedicados a mi mujer y a mi como cariñoso gesto de amistad en 1971. La editorial Losada lo publicó en un libro cuyo título es el de este poema.Tenerlo en este Sitio es una forma de reconocimiento y gratitud porque esas palabras "Hay quien sabe que hacer con las memorias y ordena el ejercicio de los días", fueron premonitorias. Pasadas varias décadas, ellas sintetizan una decisión: la que me impulsó en el 2011 a escribir el texto de Eslabones de militancia, que editó Editorial Claridad. Porqué en ese libro, para su contenido esencial, recurro a la memoria al relatar mis vivencias y ordeno el ejercicio de los días. Así lo interpreté cuando incorporé, a modo de antesala, ese pensamiento en el libro y quiero evocarlo tambien hoy como homenaje afectuoso."
A Mirta y Nestor Grancelli Cha
Hay quien sucede entre las cosas dejandole un gusto que las cambia.
Es obrar como si el aire se partiera, con el fervor lunático
de no saber si la sustancia, calla o resplandece.
Existe la materia donde se hunde la vida.
Acontece la forma y el tiempo se diseca
como un gran pájaro apedreado.
Hay quien sabe qué hacer con las memorias
y ordena el ejercicio de los dias.
El asunto es seguir, vivir con los objetos y nunca con los nombres polvorientos.
Incrustar los recuerdos en las claras cuestiones de la tierra.
Pero mi única materia es la sustancia de mi vida.
Me sucede el lenguaje y le ocurren las figuras nostálgicas,
el humo de vivir
Y cuando digo de este nudo de ausencia porque alguien ya no está,
y digo que lo amaba por un dormir estrecho de reconocimientos
y un despertar ajeno para el frío, cuando oigo que me era necesario
y este gran hueco que es él mismo se hace tambien de una sustancia imperceptible.
(En cambio su emisión de mi se transforma en un día cruzado por los hechos y el mundo)
Mis maneras no alcanzan a separar el sentido de su voz de lo que calla
al paso de la noche.
Yo leía prolijamente las iluminaciones de su cara.
Con sus modales fabricaba mi casa, su morada de voces era el sustento de mi vida.
Pero cuando lo digo no lo vuelvo a vivir, ni siquiera lo creo.
Solo es como las aguas. Es abrir una lluvia que diluye los gestos,
la realidad que le nacía a todo.
Y cuando hablo del avance del tiempo en el olvido,
no estoy diciendo nada, apenas lego a las palabras
la fuerza que les restaba cuando aún eran sombras y no frases.
Nombrar es un cuchillo. Asestarles palabras a las formas.
Cuando ya las he dicho la oscuridad secuestra su azul fosforecencia.
Si al menos fuera algo de mi vida lo que cayera fuera de su reino.
Si al menos lo que el tiempo deshace fuera sustancia misma de ese tiempo.
Pero estamos perdidos. Ni tributos, ni el contorno palpable de este hablar.
Y es entonces cuando todo se pierde en divagar y estar y representarse
y vivir y enloquecerse con la noche, un vaso y las palabras.
Sitio que vive y no responde,lugar donde dura una frase
que en ajena memoria ya estaría olvidada en los vaivenes de este mundo.
Quedarse, tratar injustamente de que el tiempo se apegue a esto que tambien huye
a esto que se dice, se repite, trata de merecer este juego
supremo de luces y de amor.
Estoy, quizás estamos. Pero ¿qué es estar,qué es vivir? ¿Porqué se está, se vive,
no se contesta a otros llamados con nuestra voz insuficiente
que sólo sabe ahondar sobre si misma?
En un lugar desconocido, algo responde a mi llamado.
Algo que está en la niebla que me acierta un sonido inescuchable.
Está en la lluvia que presta su idioma devorante para nuestra necesidad
de las respuestas, para la fiebre de inventar las palabras.
Está en las otras músicas y en la lejanía dode las cosas duran de una nueva manera,
donde la libertad de amar se vuelve el modo de fabricar un gesto mas lejano
que aquellos que tanto hemos guardado.
Estar, verse, devorar las imágenes.
Fuera de las contestaciones orgullosas,
de la ambición de días con la tierra a nuestros pies.
¿Qué confieso? ¿Dónde está la luz? ¿Qué supone ese afan
de seguir en la ausencia y en las voces no dichas?
Es algo que estremece. Lo repito funcionando muy solo en la manera de callarse
cuando todo está hablando casi insaciablemente.
Hay una voz, destellos, pájaros, olvido.
Sabiduría del olvido. Apertura de todo lo que calla. Respuesta.
Silencio.
* Elizabeth Azcona Cranwell fue poeta, narradora, articulista, traductora y crítica literaria argentina. Nacida el 10 de marzo de 1933 en Buenos Aires y fallecida en la misma ciudad el 4 de diciembre de 2004.
- 1969Municipal de Poesía (por "De los opuestos").
- 1969 Primer premio Fondo Nacional de las Artes (por "De los opuestos").
- 1971 Primer premio Municipal obra inédita en narrativa (por "La vuelta de los equinoccios").
- 1971 Primer premio medalla de oro Fondo Nacional de las Artes (por "La vuelta de los equinoccios").
- 1984 Diploma de honor Konex de poesía primera obra publicada después 1950.
- 1985 Municipal de Poesía (por "El mandato").
- 1988 Medalla del diario "La Nación" como figura destacada de las letras.
- 1989 Medalla de la Fullbright Comission como becaria sobresaliente.
- 1990 Premio Trébol de Plata y Diploma del Rotary Club Internacional como figura relevante de las letras argentinas.
- 1990 Primer premio de poesía "First".
- 1992 Primer premio Fundación Inca en narrativa (por el libro de cuentos "La mordedura").
- 1992 Premio único de cuentos diario "La Nación" (por los cuentos "La mirada de Dios", "En las dunas" y "Lo que ya estaba escrito").