Editorial noviembre 2022
Con-Texto | 31 octubre, 2022Estimados lectores:
Ante la pregunta reciente del encuestador Jorge Giacobbe sobre qué emoción le produce a los consultados la situación actual en la Argentina, la palabra resaltada fue “TRISTEZA”
Estamos ensimismados dentro de una nube de TRISTEZA que nos bloquea el deseo positivo para actuar. Una forma de esclavitud y de sometimiento que anula el pensamiento. Como si estuviéramos poseídos por la superstición de que todo será inútil, condenados a la certeza del empeoramiento futuro, dejamos de pensar. Pensar sería una forma subversiva de vencer el dolor paralizante que bloquea la acción.
Parafraseando al filósofo Baruch Spinoza (1632-1677) la naturaleza de la tristeza produce confusión del ánimo, una idea inadecuada o mutilada, carente de verdad la cual hace despertar en nosotros el miedo y consecuentemente el apego a la búsqueda del pensamiento mágico.
Abolida la idea de progreso donde era esperable que los hijos vivieran mejor que sus padres, a la vista el incremento obsceno de las desigualdades, la tristeza se enseñorea en una forma dañina de pesimismo. “Los estoicos prohibían la tristeza entre sus seguidores” (Ensayos I – Michel de Montaigne).
Ahora el mérito, el esfuerzo y el saber son virtudes obsoletas por inconducentes para convertirnos en individuos dignos. Entonces LA TRISTEZA aleja a nuestros jóvenes que huyen buscando horizontes aparentemente más benignos.
Como paradoja, tenemos ejemplos deslumbrantes que, pese a su pobreza intelectual y a su pornográfica catadura moral, son los grandes “triunfadores”. Los dueños del feudo. Ya que Patria, País y cohesión ciudadana, son recuerdos deshilachados a los que alguna vez pertenecimos.
La señora Cristina Elisabeth Fernández no vive más en Tolosa. Le fue bien. Eligió como lugar el 5to piso de una esquina del Barrio de “La Recoleta”, donde estaban los que ella odia y envidia.
En el proceso judicial en el que está involucrada, (causa Vialidad) tras un arduo trabajo de investigación, confrontación de pruebas y testimonios, el día 22 de Agosto , el fiscal Diego Luciani , finalizó su alegato acusatorio pidiendo una pena de 12 años y eximición de por vida para ejercer cargos públicos.
Un ciudadano cualquiera, sin necesidad de conocimientos legales puede haber atado cabos y por lo menos sospechar que algo de cierto hay en eso. Porque los sectores más vulnerables de la sociedad son las primeras víctimas del impacto de este tipo de delito.
Los mismos acusados no lo desmintieron. Además, a confesión de parte… Su abogada Graciana Peñafort dijo, vale recordarlo, que tener negocios privados con el señor Baez no era delito aunque tal vez un acto inmoral pero no judiciable. Báez, recordemos, proveedor del Estado y ella Presidenta, en teoría no habilitada para hacer negocios.
Son cada vez menos sus admiradores, cargados de supersticioso fanatismo que los hace ignorar de donde provienen los fondos con que estos “profesionales exitosos”, sus cómplices, secretarios y subalternos , son dueños de incalculables fortunas. Ellos también “exitosos cultores del esfuerzo y la persistencia en la función pública”
Un elemento se nos está escapando. La total falta de empatía y el desacople de los dueños del feudo, con el pueblo. La distancia de esos nefastos personajes con el resto, el que está paralizado en la TRISTEZA.
La bronca nos puede llevar a la acción pero sumidos en la pasividad de LA TRISTEZA la única reacción es la huída hacia el pensamiento mágico, cruzar el océano, los que pueden, o ir descartando poco a poco pequeños placeres que antes podían alegrar la vida. O directamente agachar la cabeza con un plato en la mano para conseguir la comida de cada día.
Puede ser que las palabras finales del alegato del Fiscal Luciani sirva para activar a los paralizados y vislumbrar la pequeña luz que hace falta para despertarlos
Castigo a los causantes de la TRISTEZA.
“CORRUPCIÓN O JUSTICIA”
Ernestina Gamas
Directora