Editorial 30-10-2021
Con-Texto | 21 noviembre, 2021Estimados lectores de con-texto
En el país hubo jueces que justificándose con el peligro de posibles contagios en los penales durante la cuarentena de la pandemia, liberaron presos acusados por delitos graves, aunque no fue lo recomendado por la Cámara Federal de Casación Penal. Fue así que a personas acusadas por delitos de violación, abuso y homicidio se les concedió prisión domiciliaria sin que se existiera la infraestructura necesaria para vigilar a 1.120 presos, según fuentes oficiales en el Sistema Penitenciario Federal y Bonaerense.
Cristina Fernández de Kirchner y otros 11 imputados más, fueron sobreseídos en la causa que investigó el acuerdo del Memorándum con Irán, denuncia formulada por el fiscal Alberto Nisman asesinado horas antes de que presentara su denuncia ante el Congreso. Pero con la anómala curiosidad procesal sin antecedentes en la historia del Poder Judicial de la Argentina, de ser dictada antes de iniciar el juicio.
Podríamos decir que los psicópatas o aprendices de psicópatas, con alteraciones de personalidad que los hacen delinquir sin el más mínimo escrúpulo, se encuentran ubicados en distintos estamentos de la sociedad y atemorizan no sólo a quienes deben juzgarlos sino al resto de la sociedad porque así siguen teniendo a su merced fondos, propiedades y objetos que no les pertenecen.
Preguntémonos por qué siendo numéricamente menores pueden seducir, subyugar, sojuzgar y atemorizar a muchos. Logran que su atención se centre en ellos ya se trate de dirigentes o presos liberados. La sociedad entera se encuentra sometida por los que siguen delinquiendo y atemorizando a la población.
Dicen los que entienden que a la hora de votar son pocos los que se guían por una decisión racional. Será por eso que se apela burdamente a la conducta emotiva. Aunque para los que reflexionan estimando con bonhomía que son más de los que suponemos, debe parecer grotesco a lo que se apela para lograr ser votados.
Es conveniente entonces por la salud mental de los que puedan hacerlo, evadirse de ese círculo perverso y considerar al votar argumentos menos coyunturales, más conceptuales y reflexivos.
Entre lágrimas y risas, al momento de hacer una prospectiva y de imaginarse una Cámara sesionando, hiela la sangre pensar en manos de quienes estamos. Como también hiela la sangre ver como avanza el delito en ciudades y pueblos de la Argentina. Ambos temas íntimamente ligados ya que podríamos decir que estamos a merced del saqueo sin límites de una y otra forma.
Defendamos pues nuestras instituciones con un voto racional.
Ernestina Gamas
Directora