HUELGA, MACROECONOMÍA Y DERECHOS FUNDAMENTALES por José Armando Caro Figueroa*
Nestor Grancelli Cha | 1 junio, 2012
Mientras avanzo en la elaboración de un Tratado sobre la Huelga y el Derecho de Huelga, que espero vea la luz antes de finales de este año, leo -sorprendido- las recientes manifestaciones de la señora Presidenta de la Nación en el sentido de que el bienestar de los trabajadores argentinos no depende de la acción sindical ni de las huelgas, sino de la macroeconomía.
Si bien de un tiempo a esta parte resultan habituales las descalificaciones dirigidas desde el vértice del poder estatal contra la dirigencia sindical que amaga con desoír sus directivas, nunca había escuchado un ataque tan frontal, diría que feroz, al derecho fundamental de huelga reconocido en el artículo 14 bis de la Constitución Nacional y resonantes Tratados internacionales ratificados por la Argentina.
Este ataque presidencia a la acción sindical se inscribe, ciertamente, en un contexto de generalizada (y a veces injusta) sospechas de enriquecimiento de los líderes sindicales, de manejo poco transparente de los fondos de las Obras Sociales, y de inveterada connivencia de los sindicatos oficiales con gobiernos y patronales.
Pues bien, al poner a la macroeconomía por encima de la huelga, doña Cristina Fernández de Kirchner ha superado en imaginación y audacia antisindical a la mismísima Margaret Thatcher que en los años 80 llevó una implacable ofensiva contra los sindicatos ingleses.
Pero hay que reconocer que, en este como en muchos otros temas, la Presidenta puede exhibir antecedentes de raigambre insospechadamente peronista.
Así, por ejemplo, en 1949, con ocasión de la reforma constitucional impulsada por el Presidente Juan Domingo Perón, los convencionales fieles a su doctrina sostuvieron que no hacía falta instalar en nuestra Carta Magna el derecho de huelga, pues los derechos obreros estaban bien y suficientemente defendidos desde la Casa Rosada.
Adviértase que, al emparentarse con esta tradición, doña Cristina ha tenido la modestia de elegir a la Macroeconomía, y no a Ella ni a El, como la dispensadora de buenas condiciones de trabajo.
Quisiera expresar aquí mi discrepancia intelectual con la doctrina oficial. La libertad sindical y el derecho de huelga son instrumentos fundamentales al servicio de la democracia, de las libertades y del bienestar. Por mucho que, en determinados momentos, algunos puedan abusar de su ejercicio.
Este Gobierno, que comenzó anunciando que reconocería a la Central de Trabajadores de la Argentina, que desarmó al Estado frente a las huelgas abusivas en los servicios esenciales, y que se declaró contrario a criminalizar la protesta, termina dividiendo a la CTA, negándole personería gremial, aprobando una ley antiterrorista que amenaza las huelgas, y endiosando a la Macroeconomía en demérito de la autonomía obrera.
Falta que, como ocurriera en los años 50, cuando Perón encumbró a José Espejo, doña Cristina coloque a un portero de edificio de Puerto Madero como Secretario General de la CGT.
Salta, 29 de mayo de 2012.
* Ex Ministro de Trabajo 1993/1997
Interesante lo de Armando. Sobre todo por reconocer el sesgo antisindical de la Constitución del 49. Pero ese sesgo no solo se expresó en ese texto. Sistemáticamente durante el primer peronismo se operó para limar el poder de los dirigentes sindicales no oficialistas, comenzando por Cipriano Reyes, preso y torturado durante años. Se intervino sindicatos, desplazando a los viejos sindicalistas socialistas o anarquistas y colocando a empleados del Ejecutivo en su lugar. Se reprimió con violencia huelgas como la de ferroviarios y- caso especialmente dramático- la de empleadas telefónicas, en la que varias operadoras fueron torturadas y presas. Tiene, por lo tanto, la Presidente antecedentes muy fuertes en su Movimiento de que el único sindicalismo que el peronismo en el gobierno tolera es el que le responde ciegamente. Un contrasentido, porque las bases obreras quieren dirigentes que las defiendas a ellas, no al gobierno peronista de turno.
Estimado amigo: Comparto sus comentarios y añadidos. Cordialmente.