MESSI ¿SE HARTÓ DE SÍ MISMO? Por Carlos Berro Madero
| 30 junio, 2016“Uno debe examinarse todos los días y si encuentra faltas
personales, debe corregirlas. Cuando no se encuentra
ninguna, debe hacerse un esfuerzo aún mayor para
hallarlas” (Xi Zhi)
Es posible que Messi -un dotado para el fútbol-, encuentre algunas dificultades para entender en profundidad la reflexión del filósofo chino, habida cuenta del lenguaje casi críptico con que intentó expresar sus sentimientos frente a la derrota sufrida ante Chile por la Copa América 2016, asegurando que no volverá a jugar nunca más con la selección: “ya está, se acabó” (sic). La misma podría ayudarlo con seguridad a descubrir una explicación que le permitiese afrontar una situación que parece haberlo superado psicológicamente.
¿Qué sabemos de lo que piensa en su interior? Muy poco. Retraído y con gestos de alegría, perplejidad y/o tristeza bastante inexpresivos, solo conocemos sus opiniones sobre la vida a través de versiones de los futbolistas argentinos que juegan actualmente en Europa y comparten su intimidad, que lucen hoy como prósperos hombres de negocios y expertos jugadores de “play station” más que ninguna otra cosa.
Lo único que aseguran ellos es que Messi “en algún momento, hablará”. Nos preguntamos con curiosidad: ¿acaso cuando le escriban el libreto adecuado a sus intereses los “sponsors” que lo patrocinan? Es un joven de casi 30 años, que ha generado millones de euros para su peculio con las piernas, logrando al mismo tiempo escamotear con mucha habilidad el cumplimiento con el fisco de España sin alterar ni un ápice su ritmo de vida millonario y, por lo tanto, debería ser instruido por sus familiares y amigos íntimos, acerca del privilegio que ha significado para su vida el uso asombroso de las mismas.
Resulta difícil creer que alguien mimado por sus “fans”, que vive en una sociedad desarrollada rodeado de monumentos grandiosos y una arquitectura urbana exquisita, no haya logrado algún tipo de emoción diferente a la que expresó al perder con sus compañeros el partido final por la reciente Copa América, omitiendo explicar, de paso, la razón por la cual falló al patear “su” penal poco menos que a las nubes.
Sin ofensas, por supuesto.
Todos estos días nos hemos sentido bastante avergonzados al oír algunas voces de compatriotas, que han tratado de hacer oír su voz de aliento al ídolo, PIDIENDOLE PERDÓN POR NO HABER SABIDO “RODEARLO” (sic).
Confesamos nuestra absoluta imposibilidad de entender este sentimiento –desde ningún punto de vista-, que nos coloca en un escenario de abstracciones incomprensibles. Porque lo que ocurrió, simplemente, es que la selección de fútbol perdió con Chile y salió segunda en la Copa América. No fracasó. Perdió, en todo caso, con un equipo que logró un mejor resultado en el marcador.
Que Messi no haya podido contribuir a la victoria como hubiese deseado, no debiera ser una tragedia para él (ni para nadie), y alguien debería hacérselo entender pronto para que pueda secar sus lágrimas.
Si está harto de sí mismo o de su “mala estrella” -como parece-, debería buscar ayuda profesional. Hay muchos terapeutas que lograrían hacerle comprender que frente a los dramas que nos arrojan a la cara las noticias de todos los días, su determinación luce bastante patética y es un mal ejemplo para miles de niños que lo idolatran.
Finalmente, se nos ocurre recurrir nuevamente a nuestro maestro Ortega para “redondear” estas breves reflexiones con sus palabras: “casi todo el mundo está alterado hoy día, y en la alteración el hombre pierde su atributo más esencial: la posibilidad de meditar, de recogerse dentro de sí mismo para ponerse de acuerdo consigo mismo y precisarse qué es lo que cree, lo que de verdad estima y lo que de verdad detesta. La alteración le obnubila, le ciega y LE OBLIGA A ACTUAR EN UN FRENÉTICO SONAMBULISMO”.
Se las dedicamos no solo a Messi (a través de quienes puedan interpretárselas), sino también a muchos argentinos que han exhibido por estas horas la pasión de un espíritu adolescente.
carlosberro24@gmail.com