TOMÁS GODOY CRUZ Y LA INDEPENDENCIA, DIPUTADO PORTAVOZ DE LAS IDEAS SANMARTINIANAS por Fabiana Mastrangelo*
| 9 julio, 2015En el contexto del 9 de julio y a un año de conmemorar el Bicentenario de la Independencia Argentina, es importante recordar, para algunos, y develar, para otros, el aporte al país de este ilustre político, legislador y gobernador mendocino.
Tomás Godoy Cruz (1791 – 1852), era hijo de Nicolasa Cruz, distinguida dama de la sociedad mendocina, y de Clemente Godoy, nacido también en esta provincia y uno de los primeros en adherirse a la causa de la Revolución de Mayo, una vez conocida en Mendoza.
Se recibe de doctor en derecho canónico y leyes en la Universidad de San Felipe de Santiago de Chile en 1813, a los 22 años. En 1814 conoce al General San Martín y de inmediato adhiere al ideal de libertar Chile y Perú. El líder deposita en Godoy Cruz su confianza y se convierte en uno de sus más activos colaboradores y se entabla entre ambos una sincera y respetuosa amistad.
Este joven comienza, en 1815, su vida pública como Síndico Procurador del Cabildo, cargo que sostiene hasta septiembre de ese año e, inmediatamente, inicia uno de sus momentos de mayor gloria como diputado del Congreso de Tucumán.
El aporte del diputado Godoy Cruz a la Declaración de la Independencia
Godoy Cruz es electo, junto con el Dr. Juan Agustín Maza, como diputado de Mendoza al Congreso de Tucumán. Fue uno de los miembros más consultados, a pesar de ser el más joven, contaba con 25 años. Dentro del Congreso ocupa la presidencia dos veces, entre 1817 y 1818 por votación de los representantes, y la vicepresidencia, entre 1818 y 1819.
Confidente y portavoz de las ideas de San Martín en aquella asamblea, es un factor decisivo para llevar adelante la idea de la independencia. Recordemos la famosa misiva que envía aquel a Tomás Godoy Cruz, en abril de 1816: ¡Hasta cuando esperaremos declarar nuestra Independencia! No le parece a Usted una cosa bien ridícula, acuñar moneda, tener el pabellón y cucarda nacional y por último hacer la guerra al soberano de quién en el día se cree dependemos. ¿Qué nos falta más que decirlo? Por otra parte, ¿qué relaciones podremos emprender cuando estamos a pupilo? Los enemigos (y con mucha razón) nos tratan de insurgentes, pues nos declaramos vasallos. Esté V. seguro que nadie nos auxiliará en tal situación y por otra el sistema ganaría un cincuenta por ciento con tal paso, ánimo, que para los hombres de coraje se han hecho las empresas. Vamos a decirlo claro, mi amigo; si no se hace, el Congreso es nulo en todas sus partes porque reasumiendo éste la soberanía, es una usurpación que se hace al que se cree verdadero, es decir, a Fernandito [Fernando VII]".
Mucho se ha escrito y se sigue reflexionando sobre el significado de esta carta. Siempre es sano revisar el proceder ético de los que contribuyeron a proclamar y afirmar la independencia. Tanto San Martín, en la solicitud de su carta a Godoy Cruz y éste, en su accionar correspondiente a lo pedido como diputado del Congreso de Tucumán, plantean desde el inicio: la subordinación a la ley, es decir, la declaración formal de la independencia, para asumir la tarea de liberar a América. El respeto a esa Asamblea y a las proclamas que emanan de ella son ejemplos iluminadores que los ciudadanos argentinos– incluidos gobernantes y gobernados – debemos atesorar como reservorio ético en nuestro país.
Las ideas de justicia y verdad lo llevan a San Martín a anhelar mayor precisión en los fundamentos de las causas de esa declaración. Así lo escribe, el 16 de julio, en carta a su amigo Tomás Godoy Cruz: “Ha dado el Congreso el golpe magistral con la Declaración de la Independencia; sólo hubiera deseado que al mismo tiempo hubiera hecho una pequeña exposición de los justos motivos que tenemos los americanos para tal proceder (…)”.
El mendocino además de confidente del líder y uno de los que contribuyeron a acelerar la Declaración de la Independencia, también intervino en la concreción de la entrevista de San Martín con Martín de Pueyrredón, realizada en Córdoba, en julio de 1816, en donde éste, como Director Supremo de la Provincias Unidas del Río de la Plata, acepta y apoya el plan continental para liberar Chile y Perú. Este aval fue otro elemento clave que el líder precisaba para iniciar su campaña libertadora. Con ello se aseguraba el respaldo de la autoridad nacional y también, una base de estabilidad política para la causa americana como él mismo lo declaraba a su colaborador Tomás Guido: “Creo que ya se procederá en todo sin estar sujeto a más oscilaciones políticas que tanto nos han perjudicado”.
Lejos de imponer su voluntad por la fuerza, como general de un ejército, buscó sostener la causa americana bajo la sumisión a la ley emanada de una Asamblea y la subordinación a la autoridad ejecutiva de las Provincias Unidas del Río de la Plata. El sustento legal que le deba la Declaración de la Independencia y el sólido apoyo del Director Supremo, Pueyrredón, permitieron a San Martín dedicarse a terminar los preparativos de su campaña que inició en enero del próximo año.
El Congreso de Tucumán: la defensa de la producción nacional del diputado Godoy Cruz
En mayo de 1817, los Cabildos de Mendoza y San Juan solicitan al Congreso Nacional se discuta sobre la necesidad de prohibir la importación de vinos y aguardientes extranjeros o la supresión de impuestos internos a la producción nacional.
Esta solicitud recién se trata en junio de 1818 y en el transcurso de las sesiones Godoy Cruz tiene destacada actuación, defendiendo los intereses de la industria vitivinícola y la necesidad de abolir impuestos que la gravan desde la época colonial. Imbuido en sus ideas de proteccionismo señala que esas medidas eran las que universalmente adoptan todas las naciones para fomentar las industrias regionales, bases de la riqueza nacional.
A pesar de tales argumentos, su proyecto no es aprobado debido a la fuerte oposición que representa a los intereses del porteñismo librecambista. Sin embargo, obtiene el compromiso de que no se van a alterar los derechos de aduana que pagan los artículos extranjeros. Godoy Cruz es un pionero en defender, como diputado mendocino, la producción industrial de la provincia.
Finaliza su cargo, en la función legislativa del Congreso en junio de 1819, luego de presentar su renuncia a la Junta Electoral de Mendoza que la rechaza, en primera instancia, y luego la acepta, ante la insistencia del diputado. Regresa a su provincia y al cabo de un año, el 3 de julio de 1820, es elegido Gobernador de Mendoza. Enterado San Martín de esta elección, escribe a su amigo Tomás Godoy Cruz: “No a Usted, pero sí al pueblo de Mendoza se le puede dar la enhorabuena por su elección. Dios le dé acierto”.
Así fue, su figura no fue olvidada. Vive a través de su obra por la causa americana y por la defensa de los intereses provinciales. Como muestra de reconocimiento, llevan su nombre un municipio, plazas, escuelas y calles de Mendoza y también de Buenos Aires. Fallece el 15 de mayo de 1852, en nuestra provincia. Sus restos que estaban enterrados en la ciudad de Mendoza, son trasladados, en 1966, al departamento de Godoy Cruz y depositados en la Iglesia San Vicente Ferrer.
*Fabiana Mastrangelo es historiadora, máster en docencia universitaria, escritora especializada en biografías y en formación de valores humanos. Co-autora del primer libro de historia de Godoy Cruz (Mendoza). Su última publicación: "Valores humanos de José de San Martín. Su misión americana" (Bs. As., 2014).