«PONER LAS REFLEXIONES EN PERSPECTIVA» por Carmen Gonzalez Taboas*
| 2 mayo, 2015Tal es la recomendación R. Laferriere en la nota donde se refiere expresamente a Piketty. En la nota (“Prospectiva científica y acción política”) se señala que poner las reflexiones en perspectiva sería útil, para evitar el choque demasiado apasionado con lo que en los hechos se podría considerar cosa del pasado. El psicoanálisis sabe de los efectos nefastos de esa falta de perspectiva en las subjetividades.
I
En 1967 Lacan avizora un porvenir de mercados comunes y de duros procesos de segregación. Agrega: “en nuestras coordenadas geográficas”: centroeuropeas, francesas. Recientemente J.-A. Miller, un psicoanalista, dice que en la fórmula de Saint-Just: “La felicidad es una idea nueva en Europa”, que se sustituye a la salvación.(1) Cita a Prévert: Nuestro Padre que estás en los cielos. Permanece allí, y concluye “de ahí el utilitarismo de la época”. Sus coordenadas son centroeuropeas. Pregunto: ¿Y en esta América? A quienes hablamos sus lenguas ¿nos basta decir el Siglo XXI, o “nuestra” civilización?
Foucault, en Seguridad, territorio, población, sitúa a la biopolítica europea en el siglo XVII con “la gestión de las fuerzas estatales”; salvo en “el caso español”, donde el poder pastoral feudal pasa a las colonias. Un poder que, para Foucault, implica individuación, lazo de individuo a individuo que fija la identificación. Si bien esa fijeza propia de la creencia limita el trabajo de la subjetividad (en el sentido de imponerle una mirada sobre el mundo), no es menos cierto que la provee de recursos para resistir por su diferencia a las corrientes que arrasan, uniformizan, globalizan, y reducen la subjetividad al consumidor. Sea el consumidor devoto de los bienes de consumo, sean los creyentes de la nueva religión de las ciencias y las técnicas que no necesitan subjetividad alguna para imponer, junto con sus beneficios indiscutibles, sus negocios fabulosos devenidos mandamientos: lo que hay que tener, ser, hacer. Se prescribe “El bien para todos”).
II
En el siglo XX, las gestas de los pueblos amalgamaron sus versiones del marxismo con las corrientes vivas de sus culturas. La Revolución mejicana, según Octavio Paz (1975), expresión festiva y violenta del subsuelo de Méjico, era la revolución del Jefe más allá de las ideas liberales y conservadoras, marxistas y neocapitalistas. Hasta que la CÍA, a la vez que exacerbaba las ideologías, producía especialistas en golpes de estado.
En el siglo XXI, la innovación frenética. (2) (correlato de la construcción biopolítica de las subjetividades sin sujeto), mal podría acompañar las heterogeneidades que, escribe el psicoanalista y autor argentino Jorge Alemán, “a partir de su contingencia de origen”, atraviesan la vida política de los pueblos. “Estamos siempre a punto de naufragar”; “el pueblo se manifiesta, a sus tiempos y según su singularidad, raro e impredecible” mientras lo que se llama la gente se muestra ficticia construcción biopolítica(3).
Nuestra “contingencia de origen” no es sino afro indo luso hispana, “La gente”, lo sabemos, es una figura opaca de cuyo uso electoral se ha abusado. También se toma a “el pueblo” como emblema político. Por eso me interesa traer y actualizar una categoría del sociólogo Rodolfo Kusch(4), la del “sujeto cultural” latinoamericano, un sujeto para el cual no todo es precio, cuyos lazos sociales resisten; si le llega Internet, esos lazos solo encontrarán nuevos vestidos y nuevos rostros.
* La autora es psicoanalista Lacaniana
(1) Jacques-Alain MILLER, Punto cenit: política, religión y psicoanálisis, Buenos Aires, Colección Diva, 2012, p.33.
(2) Jacques LACAN, Seminario 21, Los no incautos yerran, inédito, 12/2/197
(3) Hasta aquí, algunas trazas del importante artículo de Jorge Alemán (Página/12, 23/4/2015), “Hegemonía y poder neoliberal” (a partir de la idea de hegemonía de Ernesto Laclau, y al año de su muerte). Las comillas pertenecen dicho trabajo.
(4) Rodolfo Kusch, Geopolítica del hombre americano, Buenos Aires, Castañeda, 1991, p.123.