RÉPLICA A UNA NOTA REFERIDA A LEANDRO ALEM por Carlos Pistelli*
| 9 enero, 2015En una nota publicada por el diario La Nación este sábado próximo pasado, el gran historiador rosarino Miguel De Marco, ex presidente de la Academia Nacional de Historia, como figura en el pie de la misma, refiere unas largas líneas a la figura del dr. Leandro Alem, “de quien estoy escribiendo una biografía·, dice.
http://www.lanacion.com.ar/1757137-alem-un-cruzado-de-la-decencia-civica
- Fue el amigo, y correligionario en tiempos difíciles, don Alan Pavón quien me mostró la nota, porque se me había pasado sin darme cuenta. En la descripción que De Marco hace sobre Alem se denota cierto aprecio y admiración hacia su figura, aún viniendo de un historiador profesional y serio pero mitrista al fin. Comete algunos errores que seguramente subsanará en su Libro:
- Dice que Alem “Al igual que Roca y Pellegrini, a los que fustigó como representantes de un “régimen nefasto”, había tenido su bautismo de fuego en los campos de batalla de Paraguay”. Alem no bautizó su fuego en Paraguay sino en las guerras de la Confederación con el Estado de Buenos Aires, y estuvo a punto de ser muerto, él como José Hernández, en los campos de Cañada de Gómez. Roca también tuvo su bautismo de fuego en estas guerras.
- Dice que Sus dietas de legislador no alcanzaban para cubrir los gastos de sus familiares desvalidos. Quizá por eso no formó hogar y permaneció soltero. Lo que es cierto, hasta diría que Alem hacía un poco culto de la pobreza, teniendo miles de oportunidades para salir de ella. Se equivoca un poco aquí. Alem formó familia con Juana Iparraguirre, con la cual tuvo a Leandrito. Lamentablemente la historia de doña Juana se pierde para siempre y pocos, no sé si alguien lo habrá hecho, ha rastreado la historia personal de la madre del hijo de Alem.
- Dice que si logró la escisión de la Unión Cívica y la formación de la Unión Cívica Radical, donde su liderazgo no tardó en ser cuestionado a pesar de la devoción de buena parte de sus correligionarios, no consiguió poner en práctica un programa. Si se conjugaron en su contra poderosos intereses y adversarios externos -por ejemplo, Mitre y Roca, que llegaron al célebre acuerdo para evitar que terminara de remontar vuelo político-, también soportó larvadas oposiciones internas que terminaron por quebrar su voluntad. Escindir significa dividir, separar, romper, etc. Lo que sucedió con la Unión Cívica fue un alzamiento del mitrismo por no cumplir el programa de la Convención de Rosario, lo que llevó a los intransigentes a agregar el “Radical” a su nombre. La Unión Cívica Mitrista tuvo fugaz vida, como todas las construcciones partidarias que tuvieron como cabeza al ex presidente y dueño de La Nación. El programa radical que no consiguió poner en práctica era bastante pequeño: Honradez, Impersonalismo de la Alianza, es decir, principismo, Libertad Electoral y Sentimiento Nacional. Todo lo que encarnó la UCR hasta la muerte de Yrigoyen en 1933. Que si querían gobernar, Obvio!, Pero el programa radical era de sanear la vida pública y los intereses nacionales, no solamente alcanzar un puestito.
- Y finaliza Cada vez más se acentúa en mí la idea de que, con su creciente incapacidad para el diálogo, expresada en la sentencia “que se rompa pero que no se doble” con que encabezó su última carta, Alem, de quien estoy escribiendo una biografía, contribuyó a demorar el largo proceso que concluyó con la ley Sáenz Peña y el propio triunfo de su partido. La evocación de esa frase también aumenta mi convicción de que sin buscar coincidencias de fondo será imposible superar las actuales y crecientes dificultades de la Argentina. Es posible que Leandro fuera incapaz para el diálogo, ¿pero con quien?. Con Mitre, que en la primera de cambio se fue con Roca?. Con Roca, con el cuál lo unían odios recíprocos?. Con Pellegrini, con el cuál llegó a tener amistad, y permitió que le tiroretearan la casa en la previa de las elecciones del ’92 y lo metió preso sin motivos, casi de modos dictatoriales?. Con quién no habló Leandro para formar un partido nacional. No intentó convencer a Del Valle y a Hipólito de seguir hasta las últimas consecuencias la Revolución invernal del ’93 y se negaron?. Alem hizo lo que estuvo a su alcance para conseguir sus objetivos. Ni a Roca ni a Mitre ni a Pellegrini les dio un ataque para contribuir a constituir, lo que justamente sería la victoria del Radicalismo. Nadie es ingenuo en política. Y menos Roca, o Yrigoyen, hechos para las lides maestras de los enjuagues y el manejo punteril, que Alem, por alborotado, no supo hacer. Las coincidencias de fondo que buscaba Alem eran las descritas: Sentimiento Nacional, y Honestidad, y Libertad Electoral. Saénz Peña e Hipólito se pusieron de acuerdo enseguida porque los movían las mismas convicciones de honor. Pero pedirle a Leandro que haga un esfuerzo para encontrar coincidencias de fondo con Mitre (con quien las intentó), con Pellegrini (con quien militó hasta que éste abandonó a Rocha por un puestito que le ofreció Roca), o con el mismo “Zorro”, es poco más que un estropicio. Alem formó cartel con quienes, sin pensar como él, un porteño perdido, tenían el mismo anhelo nativista, sino nacional, con aquellos que conformaran las últimas patriadas federales que Mitre en el centro del poder, y Roca con el cañón, se habían dedicado a destruir.
Enero 2014
*Carlos Pistelli es historiador rosarino vinculado a las tradiciones yrigoyenistas de su Partido. Ha publicado dos libros de historia y está proto a sacar su tercero, sobre la figura y época de José Artigas.
"Los Caudillos, se la juegan por la argentinidad" y "Vale la pena ser argentino", sus libros