EL DOBLE DESAFIO DE LAS PARITARIAS «LIBRES»por Armando Caro Figueroa*
Ernestina Gamas | 15 febrero, 2014EL DOBLE DESAFIO DE LAS PARITARIAS “LIBRES”
José Armando Caro Figueroa
Los trabajadores argentinos se dieron cuenta muy temprano de los estragos que la inflación y las devaluaciones causan sobre sus salarios y sus jubilaciones. Así, por ejemplo, en 1888, el sindicato ferroviario reivindicó y, huelga mediante, obtuvo el pago de las remuneraciones en pesos-oro y no en pesos moneda nacional (ODDONE); en términos contemporáneos, diríase que los ferroviariosconsiguieron que su trabajo se pagara en dólares y no en nuestro decadente signo monetario.
Sin embargo, de un tiempo a esta parte, cuando la furia inflacionaria reaparece, los sindicatos movilizan todas sus fuerzas para intentar ganar la alocada carrera con los precios y contra las devaluaciones. Aun cuando ésta desigual lucha registre, a lo largo de la historia de los últimos 40 años, brevísimos paréntesis en donde el poder de compra se mantuvo o mejor levemente, lo cierto es que el combate se salda finalmente con la derrota de los trabajadores; bien a causa de los precios desbocados, bien de las devaluaciones “competitivas”.
La triste experiencia de la ronda negociadora de 1975 (donde los trabajadores y los sindicatos fueron derrotados en el terreno político y económico, con el agravante de que sus energías contribuyeron objetivamente al derrocamiento de Isabel PERON), no ha sido objeto de reflexiones dentro del mundo sindical. Otro tanto sucede con la penosa experiencia que culminó en la hiperinflación de finales del mandato del Presidente ALFONSIN.
Los sindicatos, armados de viejas y rudimentarias ideas acerca de la economía y de su rol representativo de los intereses obreros, se aprestan a lanzarse, una vez más, a luchar contra la creciente inflación y contra la devaluación dispuesta por Cristina FERNANDEZ de KIRCHNER. Los argumentos son los mismos (perversidad de los especuladores), las herramientas son las mismas (presiones políticas en el vértice y huelgas), e idénticos los objetivos declarados: proteger los salarios de los ocupados con convenio colectivo.
Como es notorio, la tradicional estrategia de los sindicatos oficiales (los dotados de personería gremial) abandona a su suerte a los jubilados, a los trabajadores en negro, a los desocupados, a los perceptores de ayudas asistenciales y a quienes trabajan fuera de convenio. Se trata, a mi entender, de una estrategia corporativa que, además, habilita a cada sindicato a obtener el mayor porcentaje posible de acuerdo con su capacidad de paralizar la actividad; vale decir, los resultados no expresan ninguna solidaridad de clase, sino la fuerza (o debilidad) insular de cada organización en relación con cada patronal singular.
Los salarios en el 2014
En la ronda de negociaciones salariales que se avecina, el Estado tiene un rol protagónico: Por lo pronto, no parece decidido a actuar contra las causas de la inflación y, tras rituales rechazos, terminó devaluando un 32% el peso que continuará flotando a partir del nuevo piso. La negativa oficial a rebajar el impuesto al salario y su promesa de “cuidar” una ínfima proporción de los precios, augura peores tiempos para las rentas salariales, previsionales y sociales.
La consigna de “paritarias libres” es una expresión demagógica de deseos que se saben inalcanzados e inalcanzables. En realidad, nunca existieron “paritarias libres” ya que por debajo de la mesa y en los salones discretos, los sindicatos, las empresas y los Gobiernos han acordado siempre, incluso a lo largo del ciclo kirchnerista (ECHEMENY-2013),pautas y techos. Y, seguramente, continuará ocurriendo por encima de proclamas y exteriorizaciones de fuerza.
Si bien, en su importante discurso del 4 de febrero de 2014, la Presidente de la República incurrió en el error de desmentir al Secretario General de la CGT oficialista (cuando aludió a la existencia de personas que padecen hambre), estuvo atinada al advertir a los sindicatos que proponer como única solución el aumento de salarios “es no entender lo que está pasando…, se quiere entrar en un desfiladero en el cual los únicos perjudicadovan a ser los miles y miles de trabajadores que ustedes representan”.
Un futuro complicado
Los trabajadores argentinos, a estas alturas, tienen varios problemas: La inflación, la devaluación, la recesión en ciernes, y las nuevas ideas económicas asumidas por el Gobierno. Pero la dificultad mayor es la ausencia de una estrategia sindical acorde con los tiempos y la coyuntura, capaz de eludir la trampa que lleva a lograr aumentos del 30% en un contexto de inflación creciente y amenazas de nuevas devaluaciones que terminan licuando las efímeras mejoras.
Tienen, además, un problema del que poco se habla: Una cúpula sindical que fluctúa entre sus lealtades políticas, la misión de defender los salarios, y su condición de gerentes del sindicalismo de servicios (cuando no de negocios). Piénsese sino en el peso que en las negociaciones de cúpulas tienen los 20 mil millones de pesos que el Estado adeuda a las Obras sociales administradas por los mismos que han de negociar los salarios.
Febrero 2014
Ex Ministro de Trabajo 1993/1997