Editorial www.con-texto.com.ar
Con-Texto | 27 julio, 2021La historia ayuda a resignificar y a veces a entender el presente.
Vivir en un sistema de “frenos y contrapesos” como lo imaginó Montesquieu , fue el proyecto de división de poderes que rigió nuestra Constitución y sobre el que se construyó la esperanza de vivir en un Estado de Derecho. Un país que fue posible pensando en el largo plazo.
Recibió inmigrantes de todas partes del mundo que buscaban nuevos horizontes para trabajar y educar a sus hijos. Se incorporaron gracias a una escuela pública obligatoria de excelente nivel que estaba al alcance de todos, gratuita y laica, para que nadie se sintiera discriminado.
La mayoría llegaba huyendo de una pasado pobre pero a todos los que se esforzaban se les ofrecía la posibilidad de trabajar, a veces en condiciones durísimas, con una promesa de movilidad social ascendente para poder forjarse un futuro.
Recorriendo la historia nos preguntamos cómo es que llegamos a esta situación de decadencia y frustración que nos alcanza a todos.
En qué momento se instaló la “chantada”, se acentuó la indisciplina social que imposibilita la asunción de responsabilidades.
Y las respuestas son múltiples y contradictorias aún para los especialistas.
Estamos sumergidos en la anomia ya que no se encuentran normas que permitan pautar la conducta de las interacciones sociales y en la dis-arquía, por la falta de funcionamiento eficaz de las instituciones de gobierno.
Para los que lograron algo, aquellos que son el motor de la creación de trabajo, hoy la disyuntiva es huir buscando otros horizontes o si no ir deslizándose y descender resignando costumbres y placeres culturalmente arraigados. La amenaza siempre es perder. En muchos casos, acercarse y tal vez caer en la temida pobreza y arrastrar tras ellos a quienes quedan desocupados y avergonzados.
Porque ser pobre hoy es sinónimo de nulas expectativas y ausencia de proyectos de vida. Sueños truncados o directamente ausencia de sueños.
Siendo generosos podemos pensar en la ineptitud de los que nos han gobernado desacompasadamente, con marchas y contramarchas cortoplacistas que, ante la imposibilidad de trazar un plan para crecer hacia la solución de los problemas optan por coartar, prohibir, anular. Exactamente en sentido contrario de esforzar la imaginación y arriesgarse a la apertura posible para crecer y desarrollarse. Vallado tras vallado para muchos infranqueables
Si optamos por un análisis más malicioso, podríamos pensar que es parte de un plan perverso encubierto por una narrativa atractiva para entretener a los que están acorralados en un presente continuo y toman decisiones equivocadas para solucionar la inmediatez de su subsistencia. Ignorancia y pobreza!!!
A una masa sumisa se la sostiene con promesas mesiánicas y relato. Aquellos que han hecho de la política una carrera en beneficio propio, sintiéndose dueños de las arcas que se llenan con impuestos confiscatorios, están salvados, por ahora.
La injusticia social ha recorrido todo el hilo del desenvolvimiento de la humanidad con atrocidades que en su momento y su contexto parecieron naturales. La diferencia hoy, por suerte, es que las notamos injustas y no las aplaudimos. Tanto es así que los encaramados al poder lo hacen en nombre de la “Justicia Social”. Pero la historia también enseña que a veces en un codo de la recorrida y con hambre, este pueblo puede volverse insumiso y decir basta.
Con una salud pública manejada por incapaces y corruptos. Medidas económicas que sólo prometen incertidumbre y una clase dirigente que se mira el ombligo disputando espacios en las listas, es de esperar que la rebelión y la bronca sólo se hagan notar en las urnas.
Julio 2021
Ernestina Gamas
Directora www.con-texto.com.ar
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