EDITORIAL 31-03-2019
Con-Texto | 31 marzo, 2019
Lectores de con-texto.
En estos días tuvo lugar en Córdoba el “VIII CONGRESO INTERNACIONAL DE LA LENGUA ESPAÑOLA: CELEBRACIÓN DE LA PALABRA”, al que asistió el Presidente de la República.
Un presidente que días atrás dio cuenta de la temperatura de su estado de ánimo, con una expresión que más vale reservarla para el vestuario de un club de fútbol que para comunicarse con la gente, mostró sin disimulo la escasa proximidad con la lectura que ha tenido a lo largo de su vida. Podría asesorarse con sus consejeros más cercanos sobre la conveniencia de cierta chabacanería en sus discursos. Si es que en su entorno existe tal capacidad.
Al mismo tiempo una diputada no tembló en usar un término apoyándose en el Diccionario de la Real Academia para descalificar a un ministro. Dada su amplia cultura y sus vastísimas lecturas podría haber apelado a una forma más sutil, más metafórica y decir lo mismo.
Podemos interpretar que dada la tremenda crisis en que está sumido el país, consecuencia de la “herencia recibida” y de los errores sumados durante estos tres años de gobierno, estén ambos un poco alterados y necesiten hacer catarsis. Hay otros espacios para ello.
Aunque ambos podrían recordar la frase “educar al soberano”, pronunciada allá por el final del siglo XIX por un preclaro y apasionado estadista convencido de que la educación era la clave para crear un contrato social entre el Estado y los ciudadanos. El contrato está bastante resquebrajado por cierto. Es deber de los dirigentes tratar de restaurarlo y lo menos que se les puede pedir es decoro en la exposición de sus ideas.
Los medios de difusión pública, sacando pocas excepciones, colaboran con la amplificación de esta forma de expresarse que no es otra cosa que una forma de pensar. El desgaste del lenguaje erosiona y contamina la comunicación. Desgasta el pensamiento y des-educa.
Ernestina Gamas
Directora
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