DISPARATE por Nestor Grancelli Cha
Ernestina Gamas | 14 diciembre, 2012
Señor Director:
El diario LA NACION del 15 de noviembre publica una carta suscripta por el señor Horacio Sueldo. Supongo que se trata del ciudadano que figuró, hace décadas, integrando el partido Democristiano, de fugaz presencia en el país. Se afirma en ella que durante el gobierno de Frondizi, quien la suscribe, "visitó en un campo a 1.500 prisioneros políticos" (sic). No precisa si se trata de un campo de concentración o de algún establecimiento rural capaz de alojar a tal cantidad de personas, lugar que hubiera alcanzado fama internacional, superando cárceles famosas como las actuales de Guantánamo o los viejos y trágicos campos del nazismo y de la Unión Soviética.
Todos los historiadores del período desarrollista reconocen que no hubo un solo detenido político. Hubo sí activistas gremiales con de motivo de huelgas ilegales que, junto a planteos militares, lograron finalmente el derrocamiento de Frondizi. No menciona que su gobierno derogó la Ley de residencia, sancionó una generosa ley de amnistía y restableció el ´leno estado de Derecho.
Destaca el gesto personal del Dr. Orgaz que renunció a la Corte, pero omite aclarar que todos los demás miembros continuaron en sus cargos, lo que imposibilitó poco después que asumieran el poder los militares golpistas y que sobreviviera así el régimen constitucional.
Termina la nota del señor Sueldo con otra aseveración falsa porque Frondizi no cambió su ideología. Fue siempre un demócrata que defendió los derechos humanos, el régimen republicano y los principios del radicalismo ajustados a las demandas de su tiempo.
Su gobierno, al realizar una política de desarrollo económico y cultural, con plena vigencia de la Constitución y del federalismo, es hoy un ejemplo
que debiera inspirar a quienes gobiernan. En su entorno aparecen estos críticos ,como fantasmas del pasado, para falsear la historia documental.
La carta en cuestión y su autor nos mueven a una reflexión El desatino puede tener remedio, pero el disparate es incurable.
Nos recuerdan un famoso epitafio divulgado por la antigua literatura hispana:
Aquí yace Casanate
debajo de questa losa
que en su vida dijo cosa
que no fuera un disparate.
El señor Sueldo debiera evitar que se lo recuerde así.
Nestor Grancelli Cha
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