Carta de un Lector «A MIS AMIGOS»
Nestor Grancelli Cha | 23 junio, 2012Queridos amigos: Desde que cumplí 80, me vine acostumbrando a una práctica que he mantenido en secreto. Hoy la revelaré a Vdes.Se trata de algo nada común: una conversación privada que suelo mantener -como si fuese una reunión de gabinete – con lo principales órganos y sistemas corporales, a quienes convoco una vez por mes. Por supuesto que los temas tratados sólo se refieren al estado de mi salud. Hoy, a pocas semanas de cumplir los 90, necesito comentarles, al menos, la sesión de ayer. Lo habitual: una simple convocatoria en privado y temario referido a mi salud. Pero esta vez fué con palabras duras, quizá procaces, que no suelo usar. Pero, como quiero ser fiel al episodio, seran textuales, con ruego de disculparme. Al grano entonces: Advirtiendo que inicié la sesión tratando de ser lo más suave que pude. La version de lo ocurrido sería mas o menos así:- “Amigos, los reúno porque desde el último encuentrose han presentado ciertas anomalías en el funcionamiento de todos ustedes. Los convoqué porque ahora estoy bastante mejorado, pero últimamente ustedes se estuvieron comportando como el mismísimo culo”. Mientras pronunciaba estas palabras, sentí que me invadía una ola de bronca. Con una decisión poco común en mi, dejé a un lado los formalismos del protocolo., sin advertir lo chabacano del término de comparación. Y personalicé: – “Empecemos por vos, sistema cardíaco. ¡hijo de una gran puta!, tus fallas en la conducción eléctrica me obligaron a colocarme un marcapasos. Me jodiste miserablemente, sin previo aviso, y tuve que posponer mi viaje de veraneo”. ¿Crees que puedes privarme de lo que mas me gusta y sin preaviso? -“Señor, la falla se originó en la circulación de la sangre, que se espesó hace muchos años y le produjo una oclusión, como usted bien sabe." Miré con ira al sistema circulatorio, que se anticipó al insulto esperado, alegando: -¿Señor, qué culpa tengo yo si usted hace años siguió una dieta a pura crema que produjo grumos a rolete, y que uno se haya atascado un buen día deteniendo por un momento la irrigación?”. No supe qué replicar y me la agarré con el riñón: -“ Hijo de puta, sentencié, los últimos estudios indican un aumento de la urea” Repuesta del riñón, calmo, imperturbable, dispuesto a dominar sus ganas de provocarme cálculos. -“Con todo respeto señor, le digo que es cierto, pero aunque border-line, todavía estoy apenas salido de los valores normales”. Respiré profundo conteniendo el insulto por recordar mis debilidades, pasé a descargar la ira sobre los pulmones, el estómago, el hígado, el sistema muscular. Como dirigiéndome a una barra brava que quería patotearme, intenté inicialmente un tono algo conciliador. -“Estómago, pulmones, hígado, músculos, ustedes no son exactamente lo que solían ser”, casi un reproche amistoso. Pero, impasibles, mostraron una inocultable indiferencia por mis palabras. Entonces, mirando a todos, les espeté: -” ¡Degenerados, desagradecidos, ineficientes de mierda, me están jodiendo la vida !”. (tex Sobrevino un silencio de catacumba. Parecían dispuestos a no reacciomar. Fue ahí cuando, después de un rato, el sistema auditivo hizo sentir tímidamente su voz: .-“Señor, ¿puedo hacer un comentario?”.” -“Hablá, turro, aunque por tu culpa estoy cada vez más sordo.No se siquiera si podré oir tu comentario. -“Perdone, señor, pero debo decir la verdad: Se que todos los facultativos coincidieron en manifestarle que todo empeoró con su caída. Le habían advertido claramente que se abstuviera de pasear por la playa al mediodía, porque el sol abrasador le iba a bajar la presión y, en consecuencia, su equilibrio. Y usted los desoyó pavoneándose en caminatas sobre arena; sacando pecho y metiendo para adentro la barriga, lo sé por las risitas que iba dejando a su paso, si hasta las agua-vivas se rieron!. Y todos los médicos le aclararon que su problema es ignorar que a los 89 años debe adecuarse a su edad y dejar de creerse un fauno vigoroso y omnipotente”. -“Sos un alcahuete de m…”. No pude reaccionar. Como a coro, todos los órganos me putearon de arriba a abajo y, previo corte de manga, se retiraron al unísono, sosteniendo como sabia reflexión: – “No te reventamos porque si lo hacemos, desapareceríamos con vos. Ahora que te sentís mejorado, no jodas más porque no vamos a reunirnos para escuchar tus ínfulas de pendex pelotudo. Sos tan bruto que ignorás tu ancianidad. Geronte reblandecido..". Opté por no responder a semejantes agravios. Sólo atiné a despedirme: hasta la próxima convocatoria. Bueno, queridos amigos, como ven estoy mucho mejor, y espero seguir con la recuperación que necesito.. Veré cómo me reconcilio con mis órganos, aunque va a ser difícil; si bien más difícil va a ser convencerme de que mis años corresponden a los de un anciano.Increíble !! Va un abrazo. Jaime. Nota del Editor a cargo de publicar esta carta en este SITIO. Es notorio que a la sesion comentada no concurrió el sistema genital, porque está jubilado con honores summa cum laude por su incondicional fidelidad, infalibilidad y enhiesta eficacia.,., según el autor. Jaime Gelbstein <jgelbstein@axoft.com CABA Junio de 2012.
Muy entretenido!!