SARMIENTO CONQUISTA LA FAJA DE HONOR EN LA SADE 2012
Ernestina Gamas | 24 noviembre, 2012
Domingo F. Sarmiento, benemérito de la Patria, mantiene incólume su figura en todo tiempo y lugar que reconozca sus esfuerzos para edificar la República. Aún a pesar de que la Argentina actual es percibida por el mundo como un fracaso nacional, debido a que es uno de los pocos países que ha pasado de revistar en el primer mundo, para desplazarse a un status inferior de difícil clasificación en una media docena de décadas.
Sarmiento fue motor, con un gobierno estable, de la asunción del papel de una de las más exitosas democracias novedosas, con un alto grado de alfabetización y una inigualable prosperidad con respecto a muchas naciones europeas y sobre todo con relación a Latinoamérica. Luego, a pesar de aquella temprana promesa, durante los últimos casi setenta años, la República se ha movido de crisis en crisis, hundiéndose en las más profundas honduras de los disturbios económicos, la desorganización social, el caos político, el militarismo, la deuda interna y externa y la irresponsabilidad gubernamental.
Por supuesto que han habido esperanzadores momentos de brillo, cuando con coraje los argentinos comprometidos se han reanimado para restaurar la prosperidad y la estabilidad perdidas en la primera mitad del siglo XX. Pero sin excepción, el desasosiego social, los resentimientos clasistas y la incertidumbre económica han desbaratado los mejores planes desarrollados por los ciudadanos más brillantes de la nación.
¿Qué ha pasado? ¿Por qué una nación bendecida con envidiables recursos humanos y naturales ha encontrado dificultades para revertir esa declinación progresiva y melancólica en la mezquindad y en la inconsecuencia? Las explicaciones son numerosas, contradictorias e incompletas, pero la división de los argentinos ha sido con toda seguridad, la causa principal.
Sarmiento pretendió y llegó a conseguir un alto grado de unión nacional a través de la instrucción primaria y sus consecuentes derivaciones para la proyección educativa. En un espacio vacío, que ocuparon primordialmente los inmigrantes, con la educación transformó a los pobladores en ciudadanos. La Nación Argentina había adquirido un sentido nacional arraigado en la confluencia de la diversidad de opiniones, de creencias y de orígenes de los inmigrantes. Y todo eso se consiguió con los beneficios de la escuela pública, a la luz de la ley 1420.
Esa parte de la historia se refleja en un libro sistemático "Sarmiento y el Laicismo. Religión y Política", del Dr. Francisco M. Goyogana, que ha sido distinguido con la Faja de Honor 2012 de la Sociedad Argentina de Escritores. Allí se refleja la trascendental e histórica Escuela Pública Argentina de Domingo F. Sarmiento, que ha sido modelo para la República, América y el mundo.
La Sociedad Argentina de Escritores ha sido impulsora de un término subvertido por el uso impropio: genio. Los escritores han encontrado en aquel genio, el de Sarmiento, escritor inmenso él mismo, una circunstancia para recuperar los valores perdidos. Como lo expresa el Dr. Horacio J. Sanguinetti en el texto que prologa la obra, la solución todavía está al alcance y requiere la aplicación de todo lo necesario para lograr una vez más el repetido fenómeno, de cuando: "La rápida estatura que adquirió la Argentina apenas mal apagados los fogones de los campamentos, alcanzó una magnitud que colocó a la República entre los primeros países de la Tierra, y la constituyó como una enorme esperanza, luego defraudada, de la humanidad, con una obra si no total, al menos primordialmente sarmientina".