LA CONDICIÓN TRÁGICA DE LA CORRUPCIÓN por Ernestina Gamas*
Con-Texto | 10 noviembre, 2024Estamos en la vida destinados a padecer sufrimientos inmerecidos que por su arbitrariedad nos resultan incomprensibles. Sabemos que se destinan hoy fortunas inmensas para que las neurociencias, la biotecnología y la nanotecnología, la inteligencia artificial, se conjuguen y traten de ganarle la pulseada a la muerte, Se haga lo que se haga nuestro destino es morir, sin fecha ni modo ciertos. Esto nos haría la vida insoportable si no se nos presentaran al mismo tiempo otras posibilidades: crear arte, hacer ciencia, acceder a logros que mejoren nuestra calidad de vida, amar y ser amados y sobre todo, tener la facultad de reconocernos en los otros y de ser al mismo tiempo, reconocidos por ellos. Esto que puede producir placer y satisfacción, es lo que nos impulsa a insistir en la existencia a pesar de su sino negativo y es lo que neutraliza la acuciante frustración del sinsentido.
Como forma literaria la tragedia, por definición, tiene un desenlace funesto. En la tragedia griega, antiguos relatos o mitos eran representados por personajes que se debatían en medio del conflicto. Una pugna entre su voluntad, sus pasiones, el poder y el destino con que el oráculo los había marcado, un constante vaivén entre libertad y necesidad. En ese afán de escapar a los laberínticos designios, caían inexorablemente en lo mismo que trataban de evitar con un padecimiento que provenía más de sus errores de juicio que de una conducta maléfica. Las tragedias tenían la intención de transmitir un significado inexorable de fatalidad. De acuerdo con esto, la característica fundamental de la tragedia es la falta de alternativa para su conclusión.
Aunque vulgarizada no es conveniente el uso de la palabra para toda situación desgraciada ya que un suceso eventual que altera el orden regular puede llamarse accidente. Una acción de la que involuntariamente resulta un daño para las personas o las cosas, imprevisible, inesperado. Puede ocasionar la muerte, la incapacidad o la salida de servicio de personas u objetos. Por eso hay compañías que se dedican a otorgar un beneficio para indemnizar a sus asegurados en caso de eso que se llama accidente. Con ese fin suscribe una póliza, un contrato, donde figuran las condiciones especificadas para el resarcimiento. Una póliza que no cubre lo que no está previsto en sus cláusulas y objeta lo que pudo haber evitado el riesgo.
En hebreo Shoa significa catástrofe. Por eso que hay que ser extremadamente cuidadosos en la utilización de esta palabra ya que los crímenes perpetrados por el nazismo nos dejan sin lenguaje. Por lo tanto Shoá, sin su traducción, debería ser la palabra que sostenga toda la carga simbólica de ese horror de la industria de la muerte y de la crueldad.
El término catástrofe suele asociarse con el de desastre pues la primera desencadena lo que sigue. Un suceso cuyas consecuencias pueden producir cambios permanentes en la sociedad o en el territorio Siempre se trata de un hecho negativo que afecta la vida y que, en ocasiones, produce cambios permanentes en la sociedad o en el medio ambiente. Un suceso que conlleva gran destrucción. Puede ser natural, un cataclismo como un tsunami, una sequía o una inundación. Aún así, hoy con los adelantos de la técnica, si se trata de causas naturales, su aparición puede ser pronosticada de antemano para limitar el alcance del desastre y así, al actuar a tiempo, ahorrar daños y salvar vidas humanas.
Pero cuando se trata de efectos del obrar humano, el término catástrofe solo puede ser aplicado a algún episodio de gran envergadura, como guerras, manipulaciones nucleares, incendios. Ese es el caso de la corrupción, es el efecto asesino de llevarse en los bolsillos cada vez más ganancia a costa de desmantelar todo espacio que sirva para el mejoramiento de las condiciones de vida de una población. Es peor que negligencia, es peor que impericia, es peor que imprudencia.
Entonces es ahí donde sobreviene la tragedia. La imposibilidad de escapar a un destino, cuando se crece desnutrido, sin educación, sin seguridad, El efecto de un estado ausente, vaciado, saqueado en beneficio de un pequeño grupo. Generaciones condenadas a ser rehenes de quienes los utilizan para perpetuarse en situaciones de poder que les permite alzarse con el botín de todos. por falta de educación, la población librada a su suerte enfrentándose con una delincuencia que es el resultado inexorable de ese descuido. Gente viviendo en condiciones sanitarias de una precariedad incomprensible a poca distancia de centros urbanos más beneficiados.
Cómo reconocernos en las víctimas, aunque por ahora no nos haya tocado serlo y para que ellas sepan que en esto estamos todos comprometidos aunque no lo sepamos. Porque la vida es trágica a pesar nuestro, pero tenemos la capacidad de juicio, de experiencia y de demanda. No pueden seguir estafándonos, usando nuestro tiempo útil, nuestra necesidad y nuestro aporte para el proyecto espurio de unos pocos. Es hora de ordenar y de frenar, porque la tragedia es desorden, pero adelantarse a los hechos para prevenir desgracias es obra de la imaginación, no de la fantasía ni del desenfreno. Tenemos que empezar a hacerlo para demorar nuestro destino trágico. Se trata de considerar de una vez por todas que es la CORRUPCIÓN la que genera nuestro destino trágico.
*Ernestina Gamas es escritora, directora de este sitio.