DOM PHILLIPS Y BRUNO PEREIRA: POR QUÉ ES TAN PELIGROSO INFORMAR DESDE EL AMAZONAS por Francesc Badia I Dalmases – Pablo Albarenga *
Con-Texto | 22 junio, 2022Informar desde el Amazonas es cada vez más peligroso, como han comprobado en carne propia muchos periodistas de toda Sudamérica
Informar desde el Amazonas, como ambos podemos atestiguar, está plagado de peligros en cada esquina.
Mientras salíamos del territorio indígena en uno de nuestros recientes viajes de información, la policía militar nos interceptó a punta de pistola. Los agentes registraron nuestras mochilas y objetos personales mientras nos hacían preguntas incisivas.
Sólo cuando se dieron cuenta de que éramos reporteros internacionales nos dejaron ir con una advertencia: «En su lugar, tendría cuidado al andar por aquí, estos son lugares peligrosos, especialmente para periodistas como ustedes».
El lunes se encontraron en el Amazonas los cadáveres que se teme sean los del periodista británico Dom Phillips y el experto indígena Bruno Pereira, poco más de una semana después de su desaparición.
Las esperanzas de encontrarlos con vida comenzaron a desvanecerse después de que la policía confirmara haber encontrado objetos personales de ambos. Al parecer, la pareja recibió amenazas antes de desaparecer en la mañana del domingo 5 de junio.
Ambos eran personas de gran experiencia en la región amazónica que habían escrito para varias publicaciones, entre ellas The Guardian. Las autoridades brasileñas han detenido a un hombre en relación con esta desaparición.
Al parecer, Phillips y Pereira desaparecieron en el Valle del Javari, donde a la combinación de actividades ilegales de mineros, madereros y narcotraficantes que descienden de Perú se suma la pesca ilegal de pirarucú, un preciado pez amazónico que sale a la superficie cada 10-20 minutos para respirar oxígeno y que puede pesar hasta 200 kg.
El pirarucú ha formado parte de la dieta de los pueblos indígenas desde la antigüedad, pero la creciente demanda en las ciudades ha hecho que los traficantes apunten al pescado para obtener beneficios. Esto ha llevado a la sobrepesca, y las autoridades temen que el pez pueda extinguirse. Se cree que esta es la historia sobre la que Phillips y Pereira se estaban informando cuando desaparecieron.
Más allá de la pesca del pirarucú, el tráfico de coca, cuyo cultivo en el vecino Perú ha aumentado en los últimos años y ha contribuido significativamente a la deforestación de la selva amazónica, también ha aumentado en Brasil. También lo ha hecho la violencia con armas de fuego, ya que los cárteles de la droga infligen violencia a las comunidades indígenas.
La alta densidad de la selva proporciona una excelente cobertura para estas actividades, y la escasa presencia de las autoridades abre el espacio a cualquier tipo de delincuencia. En muchas partes de la región, la policía y el ejército carecen de medios o hacen la vista gorda ante las actividades delictivas. Centenares de guardias indígenas se han organizado en los distintos territorios, pero la dimensión de la Amazonía es inabarcable para estos pequeños grupos.
La impunidad en la región tiene raíces profundas, pero se ha agravado en toda la región en los últimos años. Así lo demuestra la lenta y laboriosa reacción del gobierno brasileño ante la desaparición de la pareja, una reacción común entre los gobiernos de la región.
Cuando se conoció la noticia de la desaparición, las autoridades brasileñas miraron para otro lado. Tuvieron que pasar más de 24 horas para que se hiciera una declaración oficial, a través del ejército brasileño. Los militares publicaron una nota en la que afirmaban que podían enviar una misión de búsqueda de los desaparecidos, pero que no lo harían hasta recibir una orden «de arriba».
Al día siguiente, el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, calificó la expedición de «aventura desacertada», dando a entender que Phillips y Pereira eran responsables de lo ocurrido, que no deberían haber estado allí en primer lugar y que fueron irresponsablemente imprudentes.
Las palabras de Bolsonaro responsabilizaron directamente a los periodistas. Esta reacción no es de extrañar, ya que el presidente está promoviendo planes para legalizar la minería en los territorios indígenas, un negocio que se estima que genera más de 800 millones de dólares, según datos del Ministerio de Minas y Energía.
La Fundación Nacional del Indio (FUNAI), la autoridad gubernamental responsable de la gestión de las tierras indígenas, que es el antiguo empleador de Pereira, también culpó a la pareja, argumentando que no habían obtenido la autorización necesaria para entrar en el territorio indígena.
En un desayuno con periodistas en junio de 2019, el propio Phillips preguntó a Bolsonaro sobre la preservación de la selva tropical y cómo su gobierno pretendía demostrar que se tomaba en serio la preservación de la Amazonia. Bolsonaro fue despectivo en su respuesta, diciendo: «lo primero que tienen que entender es que la Amazonia pertenece a Brasil, no a ustedes», dando de alguna manera carta blanca a las actividades extractivas, legales o ilegales, en nombre de la soberanía.
Lo sucedido a Dom y Bruno pone de manifiesto una vez más los peligros a los que se enfrentan los periodistas que cubren la actual crisis de la Amazonia. Debemos tener cuidado, pero no podemos permitirnos dejar de contar esta historia. Es una batalla que no podemos permitirnos perder.
* openDemocracy