SOCIALDEMOCRACIA. CUESTA ABAJO EN LA RODADA por Carlos Gabetta*
| 6 marzo, 2018Fuente Diario Perfil 3-3-2018
“Las ilusiones pasadas, ya no las puedo alcanzar…” Con disculpas al gran Carlitos por los levísimos retoques, su rodada de amor viene al pelo como metáfora del desplome político del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), el más grande del mundo.
Hace tres semanas, una encuesta del instituto Insa para el diario Bild indicaba que el SPD se encontraba medio punto por debajo (15,5/16), de Alternativa por Alemania, el partido neonazi que en septiembre pasado, por primera vez desde la derrota del nazismo, había conseguido ingresar al Parlamento.
En las elecciones federales de 2017, el SPD había obtenido el peor resultado de su historia: 20,5% de los votos.
En España, el nuevo partido “liberal-transversal” (el tiempo dirá lo que eso último significa), Ciudadanos, es ya “la primera fuerza en las encuestas”, desplazando al Partido Socialista Obrero Español (https://politica.elpais.com/politica/2018/01/25/actualidad/1516872478_119438.html). En Francia, el gobernante Partido Socialista se desplomó al 6,36% de los votos en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2017. La ultraderechista Marine Le Pen lo superó con el 21,30% y acabó con el 33,9% en la segunda, detrás del liberal ex ministro socialista, Emmanuel Macron. Más de lo mismo en todos los países, con alguna excepción, como el laborismo inglés liderado por Jeremy Corbin, que parece haber iniciado un retorno a las fuentes en busca de propuestas que se adapten a la nueva realidad.
Lejanas están pues las doradas décadas de posguerra, las del “Estado de bienestar”, en las que los partidos socialdemócratas llegaron a gobernar en dos tercios de los países de la Unión Europea (UE). La Guerra Fría ha concluído; la economía mundial es cien por ciento capitalista y la lógica del sistema, robótica e informática mediante, agudiza las desigualdades. El capitalismo ya no es inclusivo; al contrario, excluye. Ahora no es posible extraerle concesiones que entonces podía hacer en lo económico y necesitaba en lo político: la Unión Soviética estaba en su apogeo, o al menos lo parecía, y no era cuestión de que la poderosa y variada izquierda mundial acabara inclinándose hacia el “socialismo real”.
En esos años la socialdemocracía, liderada por políticos impecables como Willy Brandt y Olof Palme, entre otros, gobernaba o influía con su peso electoral en todos los países de la UE y varios otros, obteniendo importantes beneficios para el sector laboral y las clases medias. Pero al mismo tiempo, abandono explícito de la teoría marxista y sus epígonos mediante, se deslizaba hacia concepciones y modos liberales que ahora, ante la crisis capitalista, le hacen compartir la suerte, o mejor, los fracasos, del liberalismo puro y duro. En las elecciones parlamentarias de la Unión Europea de 2014, la extrema derecha triunfó en Gran Bretaña, Francia y… Dinamarca, una de las socialdemocracias por excelencia. ¿Remember 1929?
¿Por donde anda pues la izquierda europea, mundial? Imposible detallar aquí los variados desprendimientos que esta situación provoca en los partidos socialdemócratas, así como los matices de las “nuevas” propuestas. Pero la tendencia apunta a alianzas con el populismo y sus maneras, con lo que socialdemócratas disidentes, ex comunistas y otros, acaban marchando al son de bombos y tambores rumbo a la lumpen-política (http://www.perfil.com/columnistas/lumpenpolitica.phtml).
Hay varios, pero el más claro ejemplo de esta deriva es el partido “Francia Insumisa”, del ex socialista francés Jean Luc Mélenchon, un culto y brillante orador que admira a la “Revolución Bolivariana” y a Cristina Fernández, de quien opina que es “una mujer impresionante de energía y cultura”. Cosas vederes, Sancho…
Ya lo advirtió la genial teórica y militante marxista Rosa Luxemburgo: “el socialismo no es un problema de cuchillo y tenedor, sino un movimiento cultural, una concepción grande y soberana del mundo”.
*Periodista y escritor