LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN – EL RELATO K – LOS HECHOS por Carlos Alberto Kreimer*
| 22 octubre, 2016Cuando se conoció el resultado del 24 de febrero de 1946 y, contra todo lo escrito he imaginado (no había entonces encuestas) había ganado el entonces Coronel Juan Domingo Perón obteniendo el 53% de los sufragios; entonces el victorioso dijo: “ganamos con tiza y con carbón”. Muchos años después, cuando fue nuevamente candidato en 1973 se mofó de la opinión de los medios –que dicho sea de paso entonces lo respetaron- y dijo: “en 1946 con toda la prensa en contra ganamos y en 1955 con toda a favor nos echaron”. Todo absolutamente cierto, triunfó con prácticamente todos los medios escritos que apoyan a sus adversarios.
Pero décadas después sus epígonos olvidaron la lección. Durante el largo lapso del relato K en las expresiones adictas sostuvieron, con artículos y voces de politólogos, sociólogos, antropólogos, opinólogos, periodistas y hasta de psicoanalistas, que los medios de comunicación son los que perversamente formatean la mente de los desprevenidos. Afirmaron contundentemente que dichos “medios” respondían al llamado establishment de las grandes corporaciones y capital concentrado. Para ello tuvieron como mayor operador a Martín Sabbatella que, como ex stalinista, del tema conocía mucho. Trataron de estigmatizar al “Grupo Clarín” (propietario en simultáneo de un cotidiano escrito, una radio, un canal de aire y otro de cable) llamándolo “La Corpo”, o sea la corporación que respondía a los demonios. Obtuvieron una ley de medios con la que trataron de combatirlo o silenciarlo y hasta pensaron en reformar de raíz la justicia que le daba la razón. Cuando lograron por aplicación de las normas dictadas que el “grupo” se dividiera en varias sociedades, no podían creer que aun así fuera el preferido de los consumidores de noticias y empezaron una nueva carga. Crearon o apoyaron con dinero oficial (con altísimos sueldos pagados inexplicablemente a los periodistas) o las llamadas “pautas”, una generosa cantidad de competidores (algunos incluso de distribución gratuita) para ampliar las opciones de los lectores, radioescuchas y televidentes. El Presidente de la Nación en persona dijo en alta voz: “Que te pasa Clarín”. El Secretario de Comercio repartía toda clase de insignias (vinchas, llaveros, camisetas, globos, etc.) que decían “Clarín miente” y hasta concurrió junto con el ministro Kicillof a una asamblea societaria del Grupo Clarín –usando tramposamente las acciones que tenía ANSES como capital de los jubilados- donde dijo irresponsablemente: “Vengo a divertirme” (la diversión le sigue durando ya que por esos hechos hoy está imputado en la justicia). Para contrarrestar la influencia de “la corpo” Cristina Fernández violando toda la legislación llegó a hablar por cadena nacional treinta y dos veces en diez meses y el Ministro Coordinador a romper en cámara un ejemplar de Clarin. Pero así y todo no les pudieron cambiar las preferencias a los lectores, televidentes y escuchas. Como dijera Vladimir Ilich Uliánov (Lenin) en un texto referido a la revolución de 1905: “los hechos son tozudos”.
Pero la realidad es mucho más fuerte. Hoy Donald Trump –casi un identikit de la derecha reaccionaria y xenófoba- dice exactamente lo mismo que el relato K: “me quiere derrotar un establishment del gran capital concentrado que es quién financia la campaña de Hillary”. Es que casi toda la prensa (el 85% según los especialistas y hasta el mensuario Vogue que por primera vez en su historia toma partido) apoya a los demócratas y el republicano denuncia a los fantasmas perversos que, a su criterio, están detrás de ese apoyo. O sea Trump los republicanos y los K con el mismo discurso (¿un solo corazón? como los estribillos).
En Francia el movimiento neonazi de Marie Le Pen también se queja de los medios de difusión a los que demoniza y los acusa de responder a los peores fantasmas. Lo mismo ocurre en otros lares (Austria, Alemania, Hungría, etc.) con personajes similares.
En Colombia el Presidente Juan Manuel Santos –luego de años de una trabajosa tarea negociada en Cuba- logra un acuerdo con los guerrilleros de la FARC para terminar décadas de guerra. Para bendecirlo convoca un referéndum y gasta un dineral en comunicación usando para ello absolutamente todos los medios en favor del SI. El convenio implicaba una amplia amnistía para los terroristas y, para destacarlo, el día de su firma invita a personalidades del mundo que concurren. Incluso al Presidente Macri (¿”basura vos sos la dictadura”’ le dice Hebe de Bonafini que reivindica la lucha guerrillera y la siguen los que le gusta el cantito) va a Bogotá para apoyar la amnistía a los guerrilleros. La oposición al acuerdo sostiene que quiere justicia y castigo para los integrantes de la guerrilla y no el perdón de sus delitos. Una distinguida senadora dijo: “han invertido la pirámide en la punta está la justicia y en la base los atroces delincuentes”. Y antes la sorpresa del mundo ganó el NO. Nadie puede decir que toda la prensa fogoneó la represión ya que estuvo del lado del perdón. Contra toda la prensa los colombianos parecen querer condenar penalmente a los guerrilleros (solo falta que descuelguen el cuadro de Santos como Néstor el de Videla).
En el Reino Unido se llamó a un referéndum por el BREXID o sea la separación de la Comunidad Europea. Quienes apoyaban el SI eran los grupos más primitivos y reaccionarios. La mayoría de la prensa se pronunció por la continuidad en Europa. Durante la campaña un delirante militante de un partido ultraderechista asesinó a una diputada laborista (Jo Cox) que se oponía al BREXID. Entonces los dirigentes de ese espacio afirmaron “Los medios están intentando desesperadamente incriminar al Britain First” (como en la Argentina a la muerte del fiscal Nisman dirían los pseudo izquierdistas del relato). Un dirigente conservador populista Boris Jhonson fue quién a través de un cotidiano (Daily Telegraph) impulsó la separación y ahora nos enteramos que tenía escrito otros artículos propiciando en NO que ocultó pero haría jugar conforme el resultado (¿le echaría entonces la culpa a los medios?). Ante la sorpresa de todos ganó el SI. Los medios no torcieron la voluntad de quienes ahora parecieran estar arrepentidos. Pero se destacó como gran triunfador Nigel Frange líder de un partido claramente fascista el UKIP. O sea todos los depreciables festejaron y dijeron que la verdad del pensamiento de los votantes fue ocultado por “los medios” (el pensamiento de Sabbatella).
Los nuevos populistas reaccionarios o bien demonizan la prensa como la defensora de los peores intereses de establishment (como Donald Tramp) o intentan usarla en favor de la xenofobia contra los inmigrantes o los distintos. ¿En este Martín Pescador en que fila pugnan los K ya que son unánimes en pensar que las peores cosas están en la sociedad penetrada perversamente por los medios? Los hechos los ponen en una seria disyuntiva y no pueden como Hegel responder: “peor para los hechos”
Pero aparecen teóricos defensores del populismo y, contrariando a Loris Zanatta que asevera que todos forman una misma familia, afirman que están los buenos de izquierda y los malos de derecha. Así la gran teórica de este nuevo relato Chantal Mouffe (viuda de Ernesto Laclau) nos dice que la democracia liberal está en crisis y que solo la salvará el populismo. En su artículo “El momento populista” (publicado el 9 de junio en el diario madrileño “El País”) concluye: “Concebido de manera progresista el populismo, lejos de ser una perversión de la democracia, constituye la fuerza política más adecuada para recuperarla y ampliarla en la Europa de hoy”. Pero señala previamente: “En varios países de Europa esa aspiración a recuperar la soberanía ha sido captada por los partidos populistas de derecha que han logrado construir el pueblo a través de un discurso xenófobo que excluye a los inmigrantes, considerados como una amenaza para la prosperidad nacional”. Desde luego cabe la pregunta: ¿Cómo haremos para saber si el populismo es bueno o malo? Se lo preguntaremos a la Sra. Mouffe antes de votar porque la consulta a “los medios” nada nos dice malgré el relato K.
*Socio del Club Político Argentino