LA VIABILIDAD ECONÓMICA DE LA INDEPENDENCIA DE CATALUÑA por Carles Boix*
| 28 septiembre, 2014Del Col- lectiu Wilson
El collectiu wilson está conformado por personajes dentro del mundo académico de la talla de Pol Antràs, catedrático de Economía en la Universidad de Harvard, Carles Boix, Catedrático Robert Garrett de Política y Asuntos Públicos en Princeton University, Gerard Padró i Miquel, Catedrático de Economía en la London School of Economics and Political Science (LSE) o el conocido y mediático Xavier Sala i Martín, con sus coloreadas americanas, Catedrático J and M Grossman de Desarrollo Económico de la Universidad de Columbia en Nueva York, por citar a algunos.
Todos estos autores defienden que una Cataluña independiente es perfectamente viable. No solo ellos, sino la mayoría de los expertos en economía tanto nacionales como internacionales, así como premios Nobel en economía como Gary Stanley Becker y Finn Erling Kydland, se han pronunciado en defensa de dicha viabilidad.
Pero de lo que parecen no darse cuenta los miembros del collectiu wilson, es que estos mismos expertos postulan que Cataluña sería viable como estado independiente con una economía normalizada, “pero no ahora: en estos tiempos de crisis tendría imposible financiarse en los mercados y no puede afrontar el pago de su deuda, con lo que también le condena a no pensar en separarse de España en algunas décadas, al menos hasta que arregle sus cuentas internas”, expresaba diario crítico como la opinión general de todos los expertos internacionales.
El curriculum académico de los miembros del collectiu wilson verdaderamente impresiona, pero esto no les exime de, dejándose llevar por un nacionalismo exacerbado, sesgar significativamente sus cálculos, obviar información bien conocida por los economistas nacionales, y finalmente cometer errores importantes en sus conclusiones.
Ideologías nacionalistas no son buenas compañeras de la razón, valga como ejemplo las atrocidades perpetradas por grandes científicos nazis.
Si los autores del collectiu alegremente estiman un beneficio fiscal con la independencia de Cataluña de 13.000 millones de euros, un 6,65% del PIB de Cataluña, citando un número de expertos que corroboran este dato, estos mismos expertos que citan postulan un beneficio fiscal máximo de entre el 5,8% del PIB y el 4,1% en el caso de Angel de la Fuente.
Si los autores del collectiu consideran la caída del volumen de comercio bilateral entre Checoslovaquia y Eslovenia tras su secesión en un mero 6,2%, como ejemplo para Cataluña, Xavier Quadras en su informe para la Generalitat estima el mismo como superior al 25%, y la mayoría de autores internacionales ofrecen una caída de entre un 30% y un 65%.
Los miembros del collectiu explican que ante un boicot, “los empresarios catalanes no se quedarán de brazos cruzados e intentarán vender su producción a mercados alternativos”, y que la rebaja en el precio de sus productos sería de un “50% para “recolocar estas ventas”. Sería interesante que estos señores abandonasen momentáneamente sus cómodos sillones de despacho en sus puestos de universidades extranjeras, y se diesen una vuelta por los complejos industriales españoles. Seguro encontrarían en la misma Cataluña, un buen número de empresas con importantes stocks de material en sus almacenes, consignados por los administradores concúrsales asignados para gestionar su cierre.
El nacionalismo siempre se disfraza de bonitas palabras. Una separación amistosa, España y Cataluña están mutuamente cansadas la una de la otra… Pol Antrás, miembro del collectiu, explica textualmente: "No es muy plausible que los vínculos labrados durante más de 500 años de historia común se vuelvan irrelevantes hasta el punto de equiparar la distancia entre Cataluña y España a la distancia entre Portugal y España". Resulta curioso. En unos casos esos vínculos no sirven de nada, e incluso se niegan, promoviendo una secesión en el momento que más estragos puede ocasionar a ambas economías, como si de dos desconocidos despidiéndose se tratase. En otras ocasiones esos vínculos justifican una merma irrelevante de las exportaciones catalanas a España tras la secesión.
Xavier Sala i Martín, el más mediático de estos académicos, y por ende, el más expuesto a crítica, aseguraba en el diario La Vanguardia, que la primera interesada en mantener a Cataluña dentro de la UE, era la misma España, puesto que una de sus dos salidas ferroviarias a Europa pasaba por Figueres, Cataluña. No se le ocurre a este profesor que siempre se puede construir otra vía de conexión através de Huesca, Aragón. Y que la conexión de alta velocidad através de esta línea con Europa sería 5 veces más barata que el corredor mediterráneo, que recordemos, aún no ha sido construido. Pero así es el nacionalismo. Un “nos queremos ir pero sin irnos”, es decir, nos separamos pero queremos seguir disfrutando de todos los beneficios de nuestro comercio que hoy tenemos con España, y de sus conexiones con ella, pero no queremos contribuir a su desarrollo, ahí, mejor que se apañen ellos!!
Para sorpresa de todos, quizás por trabajar fuera de este país, a veces estos autores muestran un desconocimiento importante en los temas que nos atañen. De nuevo, Xavier Sala i Martín, en un bonito debate sobre el expolio fiscal con el economista Abel Fernández, del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas, que se puede observar en la red, (¿Existe justicia territorial en nuestro sistema fiscal? El caso de Cataluña), mostraba un desconocimiento profundo sobre las balanzas fiscales de las diferentes regiones españolas. El profesor Sala expresaba textualmente: “No se de donde los ha sacado (los datos) pero están mal porque no puede ser que la mayoría de ciudadanos de España tenga un saldo “positivo” en relación al estado. Fijaos que, con la excepción de Catalunya, Baleares y Madrid, todas comunidades tienen un saldo positivo”.
Pues estimado profesor Sala, este hecho es algo que hoy por hoy conocemos todos los españoles interesados en el tema, y no es un caso aislado en Europa, en Alemania por ejemplo, también ocurre lo mismo. Solo son tres regiones las aportadoras netas al estado alemán, (Baviera, Baden-Württemberg y Hesse) pero a diferencia de España, en Alemania no existen unos fueros medievales como los de País Vasco y Navarra, que conviertan en receptores netos a las comunidades más ricas.
Así, independientemente de que Abel Fernández demostrase a Xavier Sala la inexistencia de ningún agravio comparativo contra Cataluña, ni tampoco ese expolio del 8% de su PIB, los autores del collectiu siguen estimando este porcentaje como el “expolio” al que esta sometida Cataluña.
El nacionalismo que impregna a estos académicos del collectiu wilson necesariamente ha de afectar sus conclusiones. Por dar un ejemplo claro transcribiré parte de la reciente intervención en el Cercle dÉconomia, del profesor Sala i Martin:
“Si la catástrofe es mayor si nos vamos que no si no nos vamos, entonces no debemos marchar. Y cuando hablo de costes y beneficios no me refiero sólo a costes económicos….. Por lo tanto, el sentimiento catalán y español también entran en la balanza. Lo que quiero decir es que la balanza se debe hacer bien hecha”.
“Esto se puede ver con la lengua. El señor Wert dice que no se puede permitir que tengamos la inmersión lingüística, que lo dice el Tribunal Constitucional, que quien quiera la escolarización en castellano debe poder tener. Esto no es un derecho humano. En ningún país del mundo se puede elegir la lengua de escolarización de sus hijos. En ninguno. Inténtelo. Yo vivo en Nueva York y lo intenté. Pedí que escolaricen mi hija en catalán en Nueva York. Y me dijo que no, que allí se hace en inglés. Y los suecos lo hacen en sueco. En ningún país del mundo. Ni siquiera aquí. Si eres paquistaní y quieres hacer la escuela en urdu no puedes. Ahora, en castellano sí!
¿Por qué? ¿Por qué en castellano sí? Por qué somos parte de España. Esta es la diferencia con Suecia. Nosotros somos parte de España. Pero es que si el problema es que somos parte de España, ¿cuál es la solución? Cuando hay una política que es claramente hostil a la balanza queda muy claro cuál es la solución”.
Pues bien, profesor Sala, no quiero poner más en duda sus conocimientos sobre ciertos aspectos económicos en referencia a la secesión de Cataluña, pero si lo haré con respecto a sus conocimientos históricos con respecto a nuestra nación, España. El aprendizaje del castellano en Cataluña no solo responde a que ustedes puedan interactuar con completa normalidad con sus compatriotas, sino al hecho de mantener algo que ha existido en Cataluña desde el siglo XVI, el bilingüismo castellano-catalán en sus habitantes. El señor Wert no trata de imponer una situación nueva en Cataluña, ni siquiera destruir su sistema de inmersión lingüística. De lo que se trata es, mediante la introducción de algunas horas más en castellano (actualmente solo es una hora a la semana), medida con la que parecen estar de acuerdo la mayoría de catalanes, mantener algo que había existido desde hace ya cinco siglos en Cataluña y que, debido a la política nacionalista de la Generalitat, ustedes parecen haber olvidado, dado que también les han convencido de ser una nación, lo que no han sido en toda su historia.
Por otro lado le comento, que si hubiese intentado escolarizar a su hija en español, seguro hubiese podido hacerlo en muchas de las escuelas privadas que existen en Nueva York, lamento que no pueda disfrutar de las mismas alternativas para el catalán. En todo caso, estoy convencido que el español es mejor tratado en las escuelas públicas neoyorquinas, de lo que actualmente lo hace la educación pública catalana.
*Catedrático en Economía de Harvard