LAS MANÍAS DE MALTÉS (publicación póstuma) por Néstor Grancelli Cha
| 14 julio, 2014
DON EDUARDO MALTES NO ES UN JUBILADO CUALQUIERA.
Se jubiló cuando cumplió 60 porque en esos años ese era el límite para pasar a ser un número en la Anses y desde hace 10 años, le reclama judicialmente el pago de haberes mal liquidados. Sus cálculos matemáticos son irrebatibles, pero no por ello logra cobrar lo que le corresponde.
Mientras tanto se ha venido especializando en una extraña manía: la de calcular el tiempo promedio del ejercicio efectivo del mandato de los presidentes argentinos, desde la organización nacional en 1853 hasta 2015, año en que finaliza el mandato de la actual presidente.
Parece un hombre de edad indefinida pero los que lo tratan le dan unos 80 años como máximo.
Y a los que sabemos su edad por algún motivo -yo vi su libreta de enrolamiento en ocasión de un trámite aduanero- nos cuesta aceptar que ya cumplió 99 y es notorio que cada día se lo ve más activo, siempre concentrado en algún tema que intenta conocer a fondo.
Es notable el empeño que pone en esas incursiones por materias insospechadas porque pasa de un tema a otro con el mismo afán de arribar a las conclusiones que pretende alcanzar.
Yo lo conocí cuando estaba dedicado, por los años 40, a estudiar métodos para humidificar el tabaco sin alterar sus condiciones básicas, como un aporte a una industria que no mostraba avances en las técnicas productivas. Sería quizá porque fue un fumador sin límites.
Otro año anduvo averiguando datos que siempre anota en cuadernos numerados. En esa época de nombres, población, formas de gobierno, idioma y miles de datos sobre los Estados que nacieron con la desintegración de la Unión Soviética y que, antes de ello, eran parte de su vasta geografía. Había recopilado mapas y estadistas como para formar un archivo destinado a nostálgicos de la experiencia soviética.
Nadie sabe cuántas de estas manías lleva documentadas en sus cuadernos numerados. Dicen que sólo su hijo Nerio sabe cuántos cuadernos revelarían las curiosas manías acumuladas a lo largo de años.
Nerio, el hijo mayor de don Eduardo es abogado, pero ya no ejerce la profesión. También se jubiló y ahora ayuda a su padre en esas laboriosas tareas investigativas. Dicen lo más allegados a Don Eduardo que su hijo lo hizo desde siempre y mas desde que se jubiló.
Es un setentón que aparenta mas años de los que tiene. Nunca se refiere a su edad pero revela en cuanta ocasión puede que su padre nació en 1914 y tras una breve pausa estudiada, precisa: "en aquel año famoso por eso de la iniciación de la primera guerra mundial". En ocasiones también referencia el 14 con el escenario nacional y recuerda que en " Argentina dos presidentes ocuparon el cargo del mismo mandato, por muerte, Roque Sáenz Peña, y el vice que lo sucedió, Victorino de la Plaza". De paso, le asigna al nacimiento de su padre el carácter de " hecho histórico" similar a la gestión gubernamental de Sáenz Peña, cita que le da pie para una larga exposición sobre la ley electoral y sus consecuencias políticas.
Nadie duda que esas disertaciones de Nerio habrán influido en su padre para su más reciente manía, la de establecer el tiempo promedio de duración en el cargo de nuestros presidentes. Tarea que no parece haber interesado a historiadores ni a politólogos.
Lo reveló hace unos meses su sobrina Eugenia quien asegura que Don Eduardo ha registrado en su cuaderno número 76 las sucesiones presidenciales desde 1854, año en que asumió la presidencia Urquiza, es decir, desde el inicio de la institucionalidad, conforme a las normas de la Constitución Nacional sancionada un año antes.
También comenta su beata y solterona sobrina que su tío no necesita valerse del cuaderno 76, porque Don Eduardo sabe de memoria nombre y apellido de los 47 presidentes que siguieron a Urquiza desde 1860 hasta nuestros días, o sea, desde Derqui hasta Cristina Fernández, hasta el 2015 por su segundo mandato, cerrando un lapso de 161 años durante el cual se sucedieron 48 presidentes.
En esta materia, don Eduardo es una computadora y puede prescindir de su cuaderno, pero es consciente que no puede obtener una cifra inobjetable como promedio de duración en el cargo. Primero, porque estas 48 personas del período no fueron 48 ciudadanos distintos. El dato incluye casos de presidencias en los que se repitió la misma persona en otro mandato constitucional o por reemplazo del titular para completar el período de un mandato acéfalo. Tal los casos de Julio Argentino Roca (1880-1886) en el primero y (1898-1904) en el segundo, ambos de 6 años; el de Hipólito Yrigoyen (1916-1922) de 6 años y el segundo (1928-1930) de sólo dos por el golpe del 6 de setiembre de 1930; y el caso de Juan Domingo Perón con triplete: el primero de 1946 a 1951, el segundo de 1951 a 1955 año éste en el que fue depuesto. Elegido nuevamente en 1973, su mandato solo fue de un año ya que falleció en 1974.
También repitió su mandato Carlos Menen (1989-1995 el primero y 1996-1999 el segundo) el último de 4 años por modificación de la Constitución Nacional que redujo el período de 6 a 4 años.
Estos casos complican el cálculo para establecer un promedio resultante de dividir el número de años de1854 al 2015 por el número de personas que juraron el cargo. Y complica también la determinación del número promedio la diferencia entre un período de 6 años con otro período en el que el tiempo del mandato se redujo a 4 años. Además, hay que tener en cuenta otra circunstancia: hay presidentes que no terminaron sus mandatos, ya fuere por fallecimiento, enfermedad o, muy común a partir de 1930, depuestos por golpes de estado.
Pero la dificultad más notoria de don Eduardo para computar promedios, han sido los casos en los que una persona ocupó el cargo sólo pocos meses y otros algunos pocos días, como ocurrió entre 1970 y 1983, período en el que ocuparon la presidencia 7 militares y 3 civiles en sólo 13 años !!. O durante la crisis de fin de siglo que en un lapso de solo 6 años, desfilaron por presidencia 6 políticos, algunos durante pocas horas !!
Sus nombres aun se recuerdan porque ello sucedió hace muy poco tiempo: de la Rúa electo en 1999, renunció en el 2001 y a partir de ahí siguieron: Puerta, Rodríguez Saa, Camaño, Duhalde y después de una elección en la obtuvo menos del 23 %, Néstor Kirchener.
Don Eduardo menciona también otro período que llama de "curiosa institucionalidad militar". Alude al iniciado en 1976 a raíz del golpe que depuso a María Estela Martínez de Perón, durante el cual los presidentes fueron militares elegidos por los comandos de las tres Fuerzas Armadas. Se trata del gobierno del "proceso" que se conoció en el mundo como el régimen más brutal de eliminación de la oposición mediante torturas y desaparición forzosa de personas.
Pero don Eduardo, como saboreando un final atrapante de su discurso, y sabedor de lo siempre actual de ciertos nombres, deja para último caso a mencionar, el período que va de 1943 a 1958, lapso durante el cual se desempeñaron como presidentes cinco militares como actores de facto y dos veces uno, Perón, electo por el voto popular. Ahí don Eduardo hace una pausa y tras unos segundos de silencio, sentencia, como al pasar y en el mismo tono monocorde, " legitimidad de origen, lo que no asegura gobierno democrático y republicano". El golpe del 43 y el gobierno inicial de Perón, aclara, "trajo semillas del fascismo y cada cosecha todavía sigue alimentando el enano fascista que hay en gran parte de los argentinos.
Un día me animé a preguntarle cómo iba la tarea para establecer el promedio que se proponía revelar.- Se escudó en evasivas afirmando que " las matemáticas no son una opinión" y que los datos para arribar a resultados incuestionables pueden inducir a engaño.
Con todo, últimamente explica que, con reservas, se puede "estimar" que la duración media del ejercicio efectivo del cargo presidencial podría andar entre tres y tres años y medio años. Es decir, sentencia, una prueba más de la debilidad de nuestra democracia.
Y no olvide, agrega, que la mayor parte de ese período inicial de más de 150 años, el mandato presidencial era de seis años, mientras que son contados con los dedos de la mano los ejercicios de sólo cuatro!!
Debo decir que los cuadernos de don Eduardo, guardan además otro material que él prefiere leer en reuniones de amigos porque son páginas escritas por su hijo Nerio, el abogado que según otros parientes, no ejerció nunca la profesión. En esos escritos, también inspirados por su padre, es visible la formación jurídica pero sobre todo humanista que nadie le asignaría a él por su aspecto que lo asemeja a un músico desocupado o a un poeta en crisis intelectual….
Yo asistí a uno de los encuentros amistosos que convocaba un amigo íntimo de los Maltes. Esa noche don Eduardo leyó páginas escritas en el cuaderno 72 referidas a disposiciones constitucionales sobre los períodos presidenciales. Me pareció una buena lección para instruir a los ciudadanos y le pedí una copia del texto. Pocos días después me envió la copia solicitada y me pareció oportuno transcribirla en esta nota que, si alcanza divulgación en algún Blog, ayudará a comprender la gravedad de las crisis que tanto perturban la estabilidad social y el desarrollo económico de Argentina.
Antes de agregar la transcripción, debo confesar que estuve tentado de pedir también la nómina de todos los presidentes que ejercieron parcial o plenamente el período conforme al mandato conferido. Me hubiera gustado publicarla junto al escrito del cuaderno 72. Esa lista con nombres, fechas y datos básicos, constituyen un documento que seguramente ahora se puede leer recurriendo a Internet, pero pocos podrían prescindir de anotaciones y valerse sólo de la memoria como lo hace Don Eduardo, un jubilado que viene reclamando hace más de 10 años, mientras prepara incontables cuadernos. Una manía para imitar.
Este es el texto que transcribo, sin tocar una coma:
Cuaderno Número 72 – pág.12
"Para cumplir con una de las reglas del sistema republicano, en 1853, nuestros constituyentes fijaron como elemento central de la estructura de poder, la periodicidad de las funciones de gobierno. En ese sentido, la constitución de ese año, estableció un período presidencial de 6 años, sin reelección inmediata y sin que evento alguno que hubiera podido interrumpirlo, pueda ser motivo de que se le complete mas tarde. Este sistema fue modificado en 1949, admitiéndose la posibilidad de reelección sin límites.
Tras el golpe de estado de 1955 se restableció el sistema original hasta 1972.
El gobierno militar de entonces dispuso una reforma constitucional que, para continuara vigente una vez restablecida la democracia, debía ser ratificada por una Constituyente antes de l98O. Conforme ella, el mandato presidencial se redujo a cuatro años con posibilidad de un una reelección posterior, inmediata o no.
El golpe de Estado de 1976 terminó con la efímera vida de esta reforma, retornándose al régimen original en las elecciones de 1983 y de
1989. Poco después, en 1994, se volvió a reducir el mandato presidencial a cuatro años, con posibilidad de una reelección inmediata posterior.
La renuncia anticipada de Raúl Alfonsín en 1989 generó dudas en cuanto a la duración del mandato de Carlos Menem, quien asumió antes de la fecha en que debió comenzar su mandato. Esta situación fue zanjada en la reforma constitucional de 1994 que también dispuso una cláusula transitoria por la que el mandato presidencial de quien asumiera el cargo en julio de 1995, se extendería por única vez hasta diciembre de 1999 (cuatro años y seis meses).
La crisis de comienzos del siglo XXI también provocó problemas respecto a la duración del mandato dado que antes de la renuncia de Fernando
de la Rúa, había renunciado su vice Carlos Álvarez y después de una sucesión de cuatro legisladores, asumió Duhalde quien no completó el mandato que correspondía a de la Rúa, El problema obligó a modificar la Ley de acefalía disponiéndose que, si al momento de la renuncia del presidente hubiese un ciudadano electo, éste completará el mandato, sin que tal período se computase a los fines de su propio mandato.
Esto posibilitó que Néstor Kirchner gobernase por más de cuatro años, o sea desde mayo de 2003 hasta diciembre de 2007 "
Tal el texto que nos leía Don Eduardo y nunca olvidaba apuntar al finalizar la lectura; ! Y como si esto fuera poco, dejó por dos mandatos, es decir por 8 años más, a su mujer!!. País sin suerte éste!!