CON QUIÉN TOMARÉ WHISKY AHORA por Alberto Arija
| 5 julio, 2014Igual que aquella noche en que corría detrás de él, bajo la lluvia con el paraguas en la mano. No quería que lo acompañara y salió corriendo del taxi, corriendo a sus noventaydós, cruzando Santa Fe y yo tratando de protegerlo de la que estaba cayendo.
— No hace falta! — decía dos pasos delante de mi, al trote, camino de su portal.
— Nestor! no me jodas!, que te vas a empapar y agarrarás una neumonía…!
Pues ha hecho lo mismo. Resulta que ha vuelto a jugármela, se ha largado pillándome fuera de juego, a miles de kilómetros, sin poder despedirme. Con quién tomaré whisky ahora?
Sentados en el living de su departamento, un santuario lleno de libros y de vida recorrida, nos tomábamos los únicos whiskyes que yo he bebido en los últimos años. Vaso ancho y bajo, tres piedras de hielo y dos dedos de licor para charlar durante un buen rato sobre la novela que estaba escribiendo. Sobre la mesa larga reposaban (qué van a hacer con esos papeles ahora, Néstor?) los apuntes y los datos con los que estaba formando una historia vivida muchos años atrás, porque a Néstor le encantaba contar historias del pasado, aunque era el tipo más actual que he conocido. Las fotografías familiares y de la época en la que compartió trabajo con el Presidente, las habitaciones ahora vacías, en las que al entrar se notaba impregnada tanta vida, tantas historias…
Néstor era mi amigo. Nos conocimos hace dos años en casa de Ernestina, una noche de tortilla, pinchos y vino y nos hicimos tan amigos que otra vez, en una reunión, hablando sobre mi necesidad de regularizar mis papeles, me propuso matrimonio.
— Si quieres, nos casamos, bromeó, y resolvemos el asunto. No tengas miedo, a estas alturas no exigiré consumación…
Así era Néstor. Tenía la sonrisa siempre en los labios, incluso para demoler con las palabras, siempre justas y sin faltarle al respeto, a cualquier patán que no se percatara por falta de educación o de cultura que tenía ante sí a un tipo de noventa y tantos años que había sido parte de la historia de su país y asesor político de personalidades de varios países. Néstor era un trozo de historia, ni siquiera hace un año que el Congreso de la Nación de Argentina lo condecoraba como Mayor Notable por su trayectoria y Ejemplo para las posteriores Generaciones. Defendió la libertad cuando apostar por la libertad suponía el riesgo de perderla en la cárcel a manos de los totalitarios. Vivió varias vidas en una. Tenía la mirada pícara de un niño listo y la palabra justa siempre.
No creo que vuelva a beber whisky. Ya no me queda gente de la talla de Néstor para compartirlo.