Editorial fin de octubre 2024
Con-Texto | 21 octubre, 2024Estimados lectores de con-texto
Adelanto este editorial porque el mes que viene, las elecciones en Estados Unidos tendrán amplia repercusión en todo el continente y llegar a todo el mundo. Si el resultado de esas elecciones deviene en una restricción a la libertad de prensa podemos caer en una catástrofe de alcances inimaginables.
Toda Democracia necesita como componente imprescindible, el libre acceso a la información y a un periodismo sin censura y lo que es su consecuencia inevitable, a la autocensura.
Hay algo que nos debería estar preocupando porque aún de manera incipiente en nuestro país puede acrecentarse. Todas las personas tienen derecho a acceder a la información pública, (reconocido en la Constitución Nacional a través de los tratados sobre Derechos Humanos, incorporados por el artículo 75 inciso 22). No hace falta invocar un motivo. Simplemente ese conocimiento es una toma de posición de cada ciudadano para opinar y elegir a quienes van a representarlos o para opinar si realmente todos vivimos con el mismo grado de libertad a la que aspiramos.
El periodismo de investigación es un ejemplo, pues ha hecho punta en la difusión de lo que permanecía oculto bajo el velo de la corrupción.
El Primer Mandatario desconoce las reglas más elementales de la Política, que es un diálogo permanente entre distintas posturas con respecto al significado de la libertad que no para todos puede ser encarada de manera idéntica. No es la descalificación del adversario otra cosa que demostrar inferioridad y un embrionario camino hacia un gobierno autocrático. Es la herramienta usada por los débiles y los prepotentes.
En un acto realizado en Parque Lezama el Presidente fue el primero en arengar a la concurrencia en contra del periodismo. Los participantes lo siguieron gritando en contra de los periodistas como si fueran estos los causantes de los hechos que difunden
Los votantes tienen puesta su esperanza en el ahora Presidente y en sus promesas de campaña que no coinciden con los actos de gobierno. De pronto el resultado no resulta el esperado y poco a poco se produce la frustración y miedo.
Las hordas digitales que amplifican los insultos, reproducen lo de “difamadores, ensobrados, manipuladores, esbirros”. Por algo el Jefe de Estado no admite conferencias de prensa y concede sólo entrevistas a algunos periodistas en las que, siempre sentado en el borde de su asiento, contesta una mezcla de conceptos desarticulados. Él ha impuesto la palabra CASTA, un significante vacío donde van a parar todos los que no piensan como él.
Son los oficiales públicos, desde las más altas jerarquías, los depredadores del discurso, los que tienen la responsabilidad de dar el ejemplo, sin usar el lenguaje altisonante que cae como cascada sobre los desprevenidos oyentes que lo utilizan sin darse cuenta, (o sí) del daño que causan.
Ernestina Gamas
Directora
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